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Mundial Qatar 2022: Inicia la fiesta entre restricciones y abusos a derechos humanos

Los derechos humanos siguen siendo pisoteados por el régimen qatarí, cuya última decisión fue dar reversa al plan de permitir la venta de alcohol en los estadios; la FIFA se apura por justificar a la autoridad, mientras la sociedad civil señala las injusticias

Mundial de Qatar inicia la fiesta entre restricciones y abusos a derechos humanosCréditos: Internet
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Jor, Qatar.- Seis mil setecientos cincuenta y un trabajadores murieron durante la construcción de los estadios y la infraestructura en que Qatar albergará, a partir de hoy, la Copa del Mundo. Todos provenían de países pobres, como Pakistán, India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, a donde el gobierno qatarí fue a reclutar por decenas de miles mano de obra barata.

De acuerdo con el diario británico The Guardian, las autoridades locales dieron como motivo de muerte “causa natural” en el 70 por ciento de los casos, lo que detalla el poco cuidado por las formas en que laboraban, además de la ausencia de vigilancia y el cumplimiento con los derechos laborales fundamentales.

Amnistía Internacional documentó casos en que los trabajadores, todos ellos inmigrantes, no accedieron a días de descanso, se les pagó menos de lo prometido, no se les brindó seguridad social, ni se respetaron los días de pago; al mismo tiempo, las miles de muertes nunca fueron investigadas.

Estos son los cimientos de un Mundial que lejos está de ser la fiesta que todos esperaban, y no sólo porque a dos días de que la pelota se ponga en juego el Comité Organizador decidió prohibir la venta de alcohol dentro y en las inmediaciones de los estadios, sino porque las restricciones en general han terminado por poner en riesgo libertades básicas.

El Mundial de Qatar se inaugura entre polémicas. Foto: Internet

Discriminación

Las leyes qataríes no admiten a la comunidad LGBTQ+. El código penal local considera delito cualquier muestra de afecto y actos sexuales entre personas del mismo sexo, para quien se arriesgue las penas alcanzan cárcel; organizaciones internacionales revelaron que durante años las policías qataríes han realizado detenciones de personas no heterosexuales sólo por expresión de género; a las mujeres transgénero se les obligó a acudir a terapias de conversión para ser liberadas.

Por su parte, las mujeres continúan bajo el yugo de un sistema que las discrimina y las intenta controlar a partir de restricciones severas a su libertad. Actualmente, necesitan el permiso de su tutor varón (esposo, padre o algún otro familiar) para casarse, estudiar, viajar y trabajar; con el tiempo, la mujer tiene severos problemas para divorciarse, vivir solteras o criar a sus hijos sin la intervención de la familia política.

Mientras, a la clase obrera (90 por ciento extranjeros de países pobres), no se les permite reunirse, crear asociaciones, mucho menos sindicatos. Al intentar ejercer su derecho de colectividad, se les deporta o encarcela.

En el caso de los medios de comunicación, el gobierno qatarí es severo para aplicar sus leyes de difusión, lo que acaba en una libertad de prensa coartada; aquellos que han criticado al Estado han sido detenidos y sometidos a juicios parciales, cuya base para castigar está en confesiones obtenidas, de acuerdo a Amnistía Internacional, mediante coacción y tortura.

Para el Mundial, los medios que cubren no podrán filmar en determinados lugares, ni acudir a zonas específicas del país.

Presiones externas

La presión en contra de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) sobre las condiciones que presenta Qatar como sede, orilló a su presidente Gianni Infantino a defender la decisión y pedir un voto de confianza hacia el Comité Organizador.

Debe considerarse que la presión mediática no sólo estuvo por parte de las organizaciones civiles, sino también de selecciones participantes como Alemania, Estados Unidos u Holanda, que se negaron a formar parte del discurso oficial que, a ojos de la prensa internacional, busca “blanquear” la imagen de un gobierno totalitario.

A su vez, artistas como Dua Lipa, Shakira o Rod Stewart declinaron la invitación para encabezar el acto musical del evento, alegando el nulo apego de Qatar por los derechos humanos.

Fuertes sospechas

Debe recordarse que Qatar como sede siempre ha estado bajo la sombra de la corrupción. Desde hace doce años en que fue elegida las dudas surgieron, primero por tratarse de un país sin historia futbolística, luego por ser un régimen totalitarista, y más tarde por los pasos que el régimen comenzó a dar.

Luego de destaparse la cloaca en la FIFA, cuyo modelo de corrupción fue derribado y acabó con la renuncia de Josep Blatter a la presidencia, el gobierno qatarí realizó enormes inversiones en el mundo deportivo.

No sólo se hizo con el Paris Sant Germain (PSG), sino que comenzó a patrocinar a países que votan en el comité de la FIFA, además de a equipos, ligar y torneos que le permitieran tejer redes políticas de altura en todo el mundo.

Fuente: Tribuna