Ciudad de México. - Cada 2 de octubre, México conmemora un aniversario más de la trágica matanza estudiantil ocurrida en 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la Ciudad de México. Este evento, que dejó una huella imborrable en la historia del país, se cobró la vida de más de 300 personas, en su mayoría estudiantes, aunque hasta la fecha la cifra exacta de muertos y heridos sigue siendo incierta.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) clasificó este hecho como un posible crimen de lesa humanidad. Para quien no lo sepa, el movimiento estudiantil de 1968, que nació el 2 de agosto de ese año, fue impulsado por estudiantes de diversas instituciones, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y más de 70 universidades del interior del país. Este movimiento no solo abogaba por derechos estudiantiles, sino que se convirtió en un movimiento social en el que participaron profesores, obreros, amas de casa, intelectuales y sindicatos, quienes exigían mayores libertades y justicia.
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La tarde del 2 de octubre de 1968, miles de estudiantes se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en un mitin pacífico para protestar contra la ocupación militar y policial de las instituciones educativas. Esta ocupación se justificó como una respuesta a un conflicto estudiantil ocurrido el 23 de julio del mismo año entre alumnos de la Escuela Vocacional 5 y la Escuela Preparatoria Isaac Ochoterena.
Lastimosamente, lo que comenzó como una manifestación pacífica se tornó en una masacre cuando elementos del Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia rodearon la plaza. Minutos antes de las 6:00 de la tarde, dos helicópteros sobrevolaron el lugar y lanzaron bengalas verdes como señal de inicio de la “Operación Galeana”. A partir de ese momento, los francotiradores del Batallón Olimpia abrieron fuego contra los manifestantes y asistentes, entre los que se encontraban no solo estudiantes, sino también familias, menores de edad y trabajadores.
El entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, negó la participación del Batallón Olimpia, argumentando que su función era la de custodiar las instalaciones para los próximos Juegos Olímpicos. Sin embargo, investigaciones posteriores y testimonios de periodistas, sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos señalaron la participación activa de este grupo en la represión y asesinato de cientos de personas.
Los testimonios recabados indican que los estudiantes que intentaron huir se refugiaron en el edificio Chihuahua y otros departamentos cercanos, donde fueron perseguidos y, en muchos casos, detenidos sin orden judicial. Según la CNDH, el número oficial de muertos se estimó inicialmente en 30, pero las cifras de heridos y detenidos indican una represión de mayor escala. En el Campo Militar Número Uno, se registraron alrededor de dos mil detenidos, muchos de los cuales fueron liberados tiempo después sin cargos.
A 56 años de la masacre de Tlatelolco, el grito de “¡2 de octubre no se olvida!” sigue resonando con fuerza en las calles de México. Cada año, miles de personas marchan para recordar a los caídos y exigir justicia, reclamando la verdad y el esclarecimiento completo de los hechos. La memoria de esa noche, conocida como la Noche de Tlatelolco, se mantiene viva en la conciencia colectiva como un recordatorio de la lucha por los derechos humanos y la libertad de expresión en el país.
La herida que dejó esa noche de 1968 sigue abierta, y cada conmemoración busca evitar el olvido y honrar la memoria de quienes murieron en la búsqueda de un México más justo y libre.
Fuente: Tribuna