Abuya, Nigeria.- Una masacre ocurrida en Ondo, al sur de Nigeria, ha impactado a la sociedad y al mundo entero, pues de acuerdo con las autoridades, un grupo armado irrumpió en la iglesia San Francisco Javier donde había más de 50 personas congregadas y abrió fuego, dejando un número indefinido de personas ultimadas, pues muchos de los asistentes a esta celebración, fueron llevados a hospitales cercanos en estado crítico, lo que supone que las personas muertas podrían seguirse elevando durante las siguientes horas.
Primeros reportes apuntan además que entre los fallecidos hay menores de edad y mujeres pues, cinco hombre armados no solo dispararon a quemarropa a los asistentes a una misa, sino que además se habla de la detonación de material explosivo que deja más de un centenar de muertos y al menos una docena de heridos, los cuales fueron visitados or autoridades locales en el Centro Médico Federal de la ciudad.
"Invadieron la iglesia y comenzaron a disparar", declaró Kehinde Ogunkorode, uno de los parroquianos que fue testigo de esta matanza.
Cabe destacar que este acto, que se ha calificado como un secuestro religioso, no ha sido asumido por ningún grupo de choque presente en dicha entidad, por lo que se mantiene una línea de investigación para conocer los motivos por los que los agresores irrumpieron de esta manera en el templo donde, la mayoría de los residentes, profesan la religión cristiana, algo por lo que el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, se dijo desconcertado.
"Solo desalmados del inframundo pueden haber concebido y perpetrado este vil ataque", declaró el mandatario.
El ataque, ocurrido el pasado 5 de junio, arrojó una cifra inicial de 21 muertos; sin embargo, pronto el número ascendió pactando a la opinión internacional, entre ellos a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), encabezada por Marcelo Ebrard, dependencia que en redes sociales condenó los actos y reiteró apoyo a las autoridades nigerianas, al tiempo que se enviaron condolencias para los familiares de las personas asesinadas.
Fuente: Tribuna