Washington, Estados Unidos.- El pasado lunes 20 de enero, el presidente Donald Trump ascendió de nueva cuenta al poder de Estados Unidos, iniciando así su segunda administración, la cual retomó luego de 4 años de los demócratas al poder; sin embargo, en ese tiempo el mandatario parece haberse enfocado en los cambios que haría en su nación una vez que regresara a la Casa Blanca y entre ellos sería encargarse de las personas indocumentadas.
Como muchos recordarán, el mandatario se ha encargado de endurecer las normas en contra de los migrantes, al grado en el que, tan solo unos días después de su ascenso, firmó una orden para deportar a cientos de personas hacia México y Guatemala. En esa misma semana, Trump firmó una nueva ley denominada como Laken Riley, nombre que fue tomado como inspiración en una mujer que anteriormente fue asesinada por un migrante indocumentado.
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La mencionada reforma se encargará de legalizar la detención de migrantes por robos y otros delitos menores, antes de que éstos reciban una sentencia. Durante la firma de la nueva ley, Donald Trump recordó el lamentable caso de Riley, señalando que ella pudo haberse salvado si hubiesen deportado a su asesino, en lugar de liberarlo en las calles del país vecino del norte: “Estados Unidos nunca olvidará a Laken Riley”, señaló el mandatario.
El presidente señaló en su discurso: “En lugar de ser expulsado, como debería haber ocurrido, fue liberado en Estados Unidos, al igual que millones de otras personas, muchas de ellas muy peligrosas, pero ya ven lo que estamos haciendo, los estamos sacando de aquí”, aclaró el mandatario. Cabe señalar que la aprobación de la mencionada ley, llega en el marco de otro movimiento considerado como polémico del también mangante, puesto durante este miércoles 29 de enero se encargó de firmar una orden ejecutiva en la que se permitirá el traslado de migantes deportados a una base militar en Guantánamo.
Según lo establecido por la secretaría de Seguridad Nacional, Kristi Noem, los indocumentados que serán enviados a Guantánamo son aquellos que no aceptan deportaciones en su nación, como es el caso de Venezuela y Cuba. Según el Gobierno estadounidense ya tienen preparadas 30 mil camas en la base militar, donde planean retener a los: “peores criminales extranjeros ilegales que amenazan al pueblo estadounidense”.
Fuentes: Tribuna