Japón.- Sanae Takaichi acaba de hacer historia al convertirse esta mañana en la nueva primera ministra de Japón, la única mujer en ostentar tal cargo en el país hasta la fecha. La verdadera noticia, sin embargo, es la creación de una nueva alianza gubernamental. No sólo marca un hito en la representación femenina, sino que también señala un giro hacia políticas más conservadoras en temas sociales, migratorios y de política exterior.
Takaichi aseguró su victoria en una votación en la Cámara de Representantes, obteniendo 237 de los 465 votos disponibles, superando por cuatro sufragios el mínimo requerido y derrotando al líder opositor Yoshihiko Noda, del Partido Demócrata Constitucional, quien recibió 149 votos.
Su elección se concretó gracias a un acuerdo de confianza y suministro entre el gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) y el derechista Partido de la Innovación de Japón (Nippon Ishin no Kai), tras la dimisión de Shigeru Ishiba el mismo día, quien renunció tras derrotas electorales en julio y octubre de 2024 y presiones internas que culminaron en su anuncio de renuncia el 7 de septiembre de 2025.
Conocida por su línea dura y su cercanía al fallecido exprimer ministro Shinzo Abe, Takaichi ha sido comparada con Margaret Thatcher por su estilo firme y su visión ultraconservadora. Durante más de dos décadas en el PLD, ha ocupado cargos clave, como ministra de Asuntos Internos y Comunicaciones, y es conocida por su oposición al matrimonio igualitario, su defensa de la sucesión masculina en la familia imperial y su rechazo a reformas que permitan apellidos separados en matrimonios.
El ascenso de Takaichi es un avance significativo en un país donde las mujeres están subrepresentadas en la política, ocupando solo el 15.5 por ciento de los escaños en la Cámara Baja y el 10 por ciento de los ministerios, según el Informe Global de Brecha de Género 2025. Aunque su liderazgo abre la puerta a una mayor participación femenina, sus posiciones conservadoras han generado críticas por no alinearse con una agenda feminista progresista.
Japón enfrenta desafíos económicos críticos, incluyendo una inflación creciente, una deuda pública que supera el 250 por ciento del PIB y una coalición parlamentaria frágil, con el PLD y sus aliados dos escaños por debajo de la mayoría en la Cámara Baja. En su primer discurso como primera ministra, Takaichi llamó a la unidad para estabilizar la economía y fortalecer la alianza con Estados Unidos, especialmente ante las recientes tarifas del presidente Donald Trump, ajustadas del 27.5 por ciento al 15 por ciento sobre automóviles japoneses.
El mandato de Takaichi se extenderá hasta las elecciones generales de 2028, con posibilidad de reelección si su coalición mantiene el control parlamentario. Su liderazgo, que incluye posturas hawkish en defensa y visitas controvertidas al Santuario Yasukuni, será escrutado tanto a nivel interno como en la arena internacional.
A sus 64 años, Sanae Takaichi, nacida en Nara, aporta una trayectoria singular: En los años 70, viajaba seis horas diarias para estudiar, soñando con independencia en un entorno conservador. Fanática del heavy metal y de las motos Kawasaki, trabajó como presentadora de televisión antes de entrar en política en 1993 como independiente, financiada por los ahorros de su padre.
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Miembro de la ultranacionalista Nippon Kaigi, apoya las políticas de 'Abenomics' y propone gasto público proactivo. Como cuidadora de su esposo, quien sufrió un infarto cerebral en 2025, impulsa mejoras en servicios de salud para mujeres y reconocimiento a cuidadores, pero críticos como la feminista Chizuko Ueno advierten que su enfoque perpetúa el patriarcado.
Su gabinete, con Shinjiro Koizumi como ministro de Defensa y Toshimitsu Motegi en Exteriores, incluye solo un 16 por ciento de mujeres, reflejando los retos de la igualdad de género en Japón. En política exterior, busca reforzar la cooperación con aliados como Australia y el Reino Unido frente a tensiones regionales con China y Corea del Norte.
Fuente: Tribuna del Yaqui / Agencia México
