OPINION

Taylor en la Suprema Corte

Leviatán

Columna de César TovarCréditos: Tribuna
Escrito en OPINIÓN el

La Suprema Corte de Justicia de la Nación arrastra una serie de pendientes desde hace meses, incluso desde hace años. Se calculan por miles los juicios de amparo directo en materia de pensiones del IMSS, existen no menos de cuarenta acciones de inconstitucionalidad, entre otros asuntos relevantes que los ministros han marginado de la agenda. 

Si puntualizamos, la desidia de la Corte tiene a la militarización del país su más claro ejemplo, pues pese a la claridad con la que se mancilla la Constitución, los ministros han optado por tratar el tema por encima.

Podríamos apuntar también a la prisión preventiva oficiosa, o la despenalización de las drogas, en la lista de discusiones que la Corte ha aplazado de una forma u otra. 

En lugar de tales debates, de que la máxima institución de justicia en el país sea el espacio donde se discutan los derroteros constitucionales, que se escuchen los argumentos en pro de los derechos humanos y en contra de lo que atropella a la sociedad, el sonido que llega es el de una delgada voz estadounidense. 

Hoy sabemos que Taylor Swift, una de las cantantes más populares del mundo, es la preferida de Arturo Zaldívar, el sexagenario ministro presidente que, desde meses atrás, pretende conectar con el público joven al realizar publicaciones en Tik Tok y otras redes sociales, la mayoría de ellas sobre asuntos superfluos. 

Claro que Zaldívar tiene el derecho de hacer uso de sus redes como mejor le parezca, pero que con ello pretenda que los temas de la Corte vayan hacia páramos banales es más peligroso que anecdótico. 

Lo que los mexicanos esperan de un ministro presidente es que posea el arrojo suficiente para abordar los temas cruciales, que defienda al Poder Judicial frente a los ataques del Ejecutivo, que se posicione con firmeza sobre los asuntos espinosos. 

No que, en cambio, vea con beneplácito la intentona del presidente de la república de ampliar su periodo al frente de la Corte, que permita los atropellos a la Constitución y habite los templos de la tibieza y la indefinición. 

Zaldívar y sus compañeros del máximo tribunal pueden cantar a Swift o a quien más les agrade, como también gozan del derecho de ridiculizarse cuanto quieran en las redes, pero si de algo están impedidos es de no representar dignamente la separación de poderes.

@cmtovar