OPINION

Sometimiento

Leviatán

Columna de opinión de César TovarCréditos: TRIBUNA
Escrito en OPINIÓN el

De lo indigno no se vuelve sin mancha, se sabe, tanto como que mantener la ecuanimidad y el juicio claro en política es tan complejo como descender por el Infierno de Dante. En el mundo político, lo que divide a los leales de los zalameros es una delgada línea; entonces, la mezcla de estos factores determina la calidad de los hombres y mujeres que ejercen en él.

Escribo esto e invariablemente pienso en Javier Lamarque y en Alfonso Durazo tras los devenires del presupuesto de egresos 2023, que maltrata a Cajeme por la decisión del gobernador y su equipo de etiquetarlo como una ciudad de relevancia secundaria.

Hay que entender los sucesos. Primero fue el gobernador el que se llenó la boca de promesas para el municipio, luego fue el alcalde el que careció de habilidad para que éstas se cristalizaran, es decir, le faltó oficio y firmeza.

Se entiende que, en tiempos de la Cuarta Transformación, el mando en los gobiernos es vertical: el presidente manda sobre sus gobernadores, quienes obedecen sin chistar ni razonar, y éstos a su vez hacen lo propio con los alcaldes, a quienes les exigen fe ciega, como si se tratase de un asunto sectario.

Ergo, es cierto que el pensamiento independiente y libre no es bien visto en la 4T, pero tal cosa no es más que un camino allanado hacia lo indigno, uno que Javier Lamarque recorrió al no pelear mayores ingresos e inversiones para Cajeme.

Que la respuesta del alcalde hacia la afrenta presupuestal llegara para justificarla, no hizo más que empequeñecerlo, pues defender lo indefendible sin mayor argumento que una mezcla extraña de ira y tibieza, lo pone al nivel de un fanático, no de un presidente municipal cuya prioridad es el bienestar de sus gobernados.

Enredado ya en un discurso repleto de eufemismos, Lamarque apela a la buena voluntad de un gobernador que, para mantener lo más limpia que pueda su imagen, no le importa sacrificar a uno de los suyos, mucho menos a una ciudad con la que no siente afinidad.

Y así, la tragedia queda en la cancha de los ciudadanos cajemenses, que tendrán que conformarse con un representante que siempre preponderará mantener las formas para garantizar seguir con sus prebendas políticas, a luchar por ella.

Al tiempo, de deber sufrir con un gobernador que no les tiene como prioridad, y al cual, según palabras de Lamarque, hay que buscar contentar, poner de buenas, para ver si así envía algún dinero que le sobre, como si el dinero público le perteneciera, como si el erario fuera algo del que se disponga a placer.

Ambos políticos tendrían que volver a las bases y recordar que, en esencia, un gobernante debe comportarse como un administrador eficiente, no como alguien que ejerce su capricho mediante los bienes públicos.

@cmtovar