Celaya, Guanajuato.- Durante la noche del pasado sábado 7 de octubre, en el municipio de Celaya, Guanajuato, ocurrió el asesinato de una persona del sexo masculino y otra del femenino, quienes en vida eran de oficio comerciantes, mismos que transitaban por la vía pública cuando desconocidos abrieron fuego en su contra para posteriormente darse a la fuga sin dejar rastro alguno.
Los hechos se registraron alrededor de las 20:00 horas, sobre la calle Segunda Privada Chapultepec, en el Barrio de la Resurrección, esto en la ya mencionada demarcación del bajío, donde se suscitó una gran movilización de autoridades de las diferentes órdenes de Gobierno, quienes respondieron ante la activación del código rojo por detonaciones de arma de fuego, las cuales terminaron con la existencia de un hombre y una mujer.
Primeros informes mencionan que los ahora occisos respondían a los nombres de Eduardo y Adriana, de oficio comerciantes, quienes fueron sorprendidos por las balas en múltiples ocasiones, dejándolos sin signos vitales en plena vía pública, por lo que al arribo de los paramédicos de Cruz Roja Mexicana estos determinaron que ya nada se podía hacer para salvarle la vida, dejando todo el trabajo a cargo de los especialistas forenses.
Hasta el lugar del crimen se dieron cita los agentes de la Policía Municipal y Estatal, quienes se encargaron del resguardo del perímetro, mientras que por su parte peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Guanajuato (FGJE) comenzara con las primeras indagatorias, además de la apertura de una nueva carpeta de investigación para poder esclarecer el suceso violento a la brevedad posible.
Por ahora, se conoce que los ahora occisos ya fue trasladado con rumbo para las inmediaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) con sede en la ciudad de Guanajuato capital, donde se les realizará su respectiva necropsia de ley, además de los trámites legales correspondientes por el doble asesinato, a la espera de nuevas actualizaciones sobre el caso de violencia, sin conocerse más sobre el paradero de los agresores.
Fuente: Tribuna