Ciudad Obregón, Sonora.- Hace un año la pandemia del Covid-19 llegó a Cajeme, Teresa Gutiérrez, estilista de profesión, fue el quinto caso confirmado a nivel estatal, pero fue el primero a nivel municipal. Hasta ahora el municipio se ha mantenido en constante riesgo, pues es el segundo con más casos confirmados y decesos. Se registraron 9 mil 508 casos confirmados hasta el 20 de marzo, de los cuales mil 019 han perdido la vida por este virus.
Teresa Gutiérrez, quien representó el inicio de esta larga lista y a un año de los hechos, relató su historia para TRIBUNA. "A un año de esta experiencia, me queda el estar viva, tengo 30 años trabajando, gracias a que tengo clientes muy leales, y en este tiempo nos hemos ido adaptando a esta nueva normalidad, mientras tenga vida seguimos adelante", comentó Teresa.
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- Luchar con el miedo
Aunque la llegada del coronavirus a la región era inevitable cuando la Secretaría de Salud informó sobre el positivo de Teresa la reacción de parte de la ciudadanía no fue favorable, publicaron en redes sociales fotos tanto de su establecimiento como de ella, filtrando sus datos, "la joven está en confinamiento según la Secretaría de Salud desde que llegó y se le detectó en el aeropuerto que era positiva a coronavirus, en redes sociales hay señalamientos de supuestos clientes que dicen que los atendió teniendo la enfermedad", se leía en redes.
Entiendo que la gente estuvo asustada, ya que es una enfermedad nueva y la población desconocía los alcances que pudiera tener, entiendo que la gente halla estado asustada, y cuando pasa esto buscan culpar a alguien, si nos vamos buscando a quien culpar nos vamos a ir hasta el que se comió el murciélago halla en China, o culpar al gobierno, para calmar la frustración de no poder hacer nada y es lógico que la gente reaccionara así", explicó Teresa.
Para el 27 de marzo los supermercados fueron 'vaciados', gel, cubrebocas, y papel de baño comenzaron a escasear. El miedo de los ciudadanos se hizo presente y las calles llenas de color y vida quedaron solas. Las clases presenciales se acabaron y los trabajos fueron llevados a casa.
Teresa dijo que tiene la conciencia tranquila, porque la situación que vivió es ajena a ella, ya que, al contar con familia, su primer pensamiento fue protegerla. "Cuando se dio a conocer a la población mi diagnóstico, fue el mismo que me avisaron que di positivo a Covid-19, yo me había hecho los estudios una semana antes, porque tenía la idea de llegar aislándome, aunque saliera negativa pensaba en aislarse dentro de mi cuarto".
Cuando llegó a México, proveniente de Europa, no presentaba síntomas más allá de una gripe, pero al paso de los días, coincidiendo con la entrega de resultados, la sintomatología cambió. "Presenté más calentura, más malestar, por lo que ya me imaginaba que tenía Covid-19".
- La pandemia fue inevitable
El cajemense aprendió a separarse de los suyos. Dejó de visitar a abuelos, canceló todas las salidas con amigos, y se separó por largo tiempo de su pareja sentimental. Las calles vacías fueron testigo de todos los sacrificios por amor que se hicieron. Al no salir de casa y usar el cubrebocas como un imprescindible objeto básico para la supervivencia, salvaron vidas.
Al puro estilo de dramatismo de Gabriel García Márquez, ‘el amor en los tiempos del coronavirus’ dobló el lenguaje de lo conocido. Las videollamadas y reuniones vía zoom se convirtieron en una nueva forma de convivencia social, donde un beso y abrazo virtual significaban: "no te visito porque te quiero".
A pesar de ser una enfermedad poco conocida, Teresa manifestó que al conocer el diagnóstico no sufrió miedo. "Siempre he sido una persona que confía en la voluntad de Dios, por lo cual me concentré en mejorar, aceptando que, si me iba a pasar algo, mis hijos ya están grandes, y los enseñé a valerse por ellos mismos, por eso no tuve miedo". Pese a la situación y diagnóstico, por su mente nunca paso la posibilidad de que fuera a morir, concentrándose en curarse, ya que según asegura el pensar positivo trae cosas positivas, pensando en que iba a hacer cuando se aliviara.
Para finalizar Teresa, explicó que a pesar de los reportes es muy pronto para decir que existe un semáforo verde, ya que aún no está la gente vacunada. "Pienso que hay que ser prudentes y cuidarnos a nosotros mismos para no afectar a nuestra familia y no es momento de bajar la guardia, respetando no solo las indicaciones de las autoridades, sino el sentido común". A un año de la pandemia, la llegada de la vacuna es una luz en el camino donde poco a poco Cajeme lucha para salir adelante, para recuperar su economía y estilo de vida en base a la nueva normalidad.