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Gremio cultural identifica a los agentes que obstruyen las expresiones artísticas

Artistas y gestores culturales hacen una reflexión sobre el arte urbano, señalan que si bien por factores naturales es efímero, hay otros agentes que obstruyen las expresiones artísticas

Arte urbano.Mural de Hyza Ruano inspirado en el texto 'Mi mundo', escrito por Marta P. MariniCréditos: La Biznaga
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Ciudad Obregón, Sonora.- Grafitis, murales, sitckers e incluso intervenciones en grietas y baches son técnicas de expresión dentro de la disciplina del arte urbano, algunas de impactante contenido, otras apegadas a la estética, sin embargo el objetivo es el mismo: enviar un mensaje.

El movimiento muralista en Ciudad Obregón cobró fuerza en 2018 con la inauguración del Callejón de la Inclusión, un espacio público en el que intervinieron más de 30 artistas de la comunidad para embellecer las paredes con pinturas, arte objeto y decoración alusiva a la inclusión de personas de capacidades diferentes.

En aquel entonces, diversos artistas se unieron a la iniciativa 100 Callejones Rumbo al Centenario de Cajeme, de los cuales 11 han sido concluidos y solo uno, el Callejón de la Historia Familiar, conserva sus murales sin vandalizar, mientras que espacios como el Bunka y el Callejón de la Ilusión han perdido incluso estructuras intervenidas.

“El arte urbano tiene que estar sujeto a constante renovación porque está en un espacio público, este a su vez es dinámico porque se reformula todo el tiempo”, señala Julio Perea Guillén, gestor cultural especializado en proyectos comunitarios, implicando que un artista debe pensar en su obra como una pieza con límite de tiempo y “si una persona siente la necesidad de intervenirla, está en su derecho”, más al detenerse el ejercicio de renovación las obras pierden sus cualidades. Para esto, no basta con el respeto de la sociedad, sino también de las autoridades.

Si no está dentro de la agenda o política cultural del gobierno, no creo que haya mucho interés de parte de las autoridades en seguir fomentando estos espacios”, dice el artista.

  • Se vuelve efímero

Bien se podría culpar a la pandemia de truncar la intervención en los callejones, sin embargo, estos muestran deterioro en el aspecto de murales que han sido vandalizados, tapados con publicidad o destruidos para realizar otra construcción. Los escombros y la basura se acumulan y la pintura no recibe el retoque necesario. Ante esto, Jaime Maldonado, artista plástico de Ciudad Obregón señala que el arte urbano es efímero.

Tiene fecha de caducidad ya que al estar expuesto pueden haber muchos factores que hagan deteriorar más rápido el trabajo o el lugar intervenido”.

Sin embargo, esto no frena el ímpetu de artistas y gestores que apuestan por esta disciplina para enviar un mensaje a la sociedad.

  • El muralismo resiste

Nuevos proyectos mantienen vivo el arte muralista en la región, tal es el caso del Festival Microcajeme, que este 2022 celebra su segunda edición. Se trata de un programa ganador del Estímulo Fiscal para la Cultura y las Artes del Estado de Sonora, con el cual se busca promover la lectura a través de microrrelatos escritos por la comunidad, más en esta etapa, la iniciativa que promueve la editorial Biznaga Cartonera incluye la realización de murales representando a los textos ganadores y la filmación de un documental sobre el trabajo de los artistas urbanos y escritores. Los resultados de la primera edición son ocho murales colocados en Cajeme.

Otro antecedente que no puede pasar desapercibido, en la labor del arte urbano, es la intervención impulsada el Colectivo Independiente Punto Tres mediante el Festival Escénico Se Busca Un Teatro (Sebut), dentro del cual 10 artistas pintaron 10 murales a manera de competencia durante su cuarta edición (2019). “Sebut es un festival que dignifica los espacios públicos, la esperanza de los ciudadanos y la búsqueda de un nuevo significado al contexto violento de nuestros días”, expresó el director Rafael Evans durante la última edición.

  • ¿Qué hace la sociedad?

Aunque el arte urbano puede causar un impacto de gran trascendencia, como lo explica Salvador Arturo Escalante, artista y diseñador gráfico con 19 años de experiencia, es innegable que las expresiones culturales colocadas en espacios públicos no pueden ser permanentes: “Es efímero por el clima, permanente en quien lo valora, la recuerda y se retrata en ella”, comenta el pintor. Asimismo explica que un grafiti puede “romper con la cotidianidad, traer una imagen donde los transeúntes puedan encontrarse a sí mismos y darle un significado a algo que el artista desea compartir”, por ende, tanto las autoridades como la sociedad respetarían y cuidarían las obras que consideran importantes “buenas o significativas”.