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Personas, drogas y armas pasan y pasan por una frontera entre Sonora-Arizona porosa

La línea que divide Sonora de Arizona presenta una variedad de problemas: por un lado la acumulación de migrantes, pero por otro el uso de los mismos para traficar drogas y armas. La seguridad para ambos lados está en juego

El tráfico de personas, armas y drogas en la frontera Sonora-ArizonaCréditos: Twitter
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Ciudad Obregón, Sonora.- A finales de 2019, grupos de traficantes de personas, ligados al crimen organizado, lanzan el rumor: Nogales y San Luis Río Colorado son las fronteras donde los listados del programa Remain in México (establecido por los gobiernos de Estados Unidos y México, en donde todo migrante que solicitara asilo debe esperar del lado mexicano) eran mucho menos largas que en otros puntos fronterizos.

El rumor, regado con gran velocidad en las caravanas de migrantes, provocó la llegada durante todo 2020 y 2021 de grupos cada vez más nutridos de viajeros a las ciudades sonorenses: carne de cañón para los criminales, que propagaron la falsa idea para poder engrosar un negocio de por sí ya jugoso, el del tráfico de personas, drogas y armas. Ha llegado a tal grado el tema de la migración que igual se encuentran personas de Centroamérica que de Europa del Este y cada vez más del África subsahariana.

De hecho, reportes de organizaciones pro migrantes y de investigadores de la zona, revelan que la economía en torno a la migración sigue fortaleciéndose. Pero al mismo tiempo en que la renta de cuartos, casas y hoteles crece, también lo hace la presencia en albergues saturados y, a la vez, en las calles, donde muchos migrantes deben pernoctar a la espera de una oportunidad de que se resuelva su petición de asilo o, más frecuente, lograr que un traficante los lleve consigo tras un oneroso pago.

Sufrimiento

De acuerdo al último estudio del Colegio de la Frontera Norte (Colef), la migración en Nogales es particular, ya que seis de cada diez son mujeres, además de que casi la mitad (49 por ciento) es menor de edad. "Esto lo que hace es multiplicar los riesgos, pues se trata de grupos sociales más endebles, más susceptibles a ser víctimas del crimen o de un mal manejo", explica el investigador Guillermo Aranzabal.

Datos del Instituto Nacional de Migración revelan que más de 20 mil personas fueron deportadas a Nogales entre 2020 y 2021, ciudad que sólo cuenta con espacios en refugios para mil de ellos, por lo que el resto debe tomar una decisión clave: arriesgarse a buscar viajar ilegalmente a Estados Unidos o buscar la manera de hacer vida en México.

Fotografía: Twitter

Los riesgos

Uno de los principales problemas de la población migrante en la frontera mexicana es la facilidad en que quedan a merced del crimen organizado, al ser una población flotante, con recursos en efectivo, con una urgencia clara, es fácil envolverlos en los procesos de los criminales", comenta el investigador del Colef Francisco Valdés.

De hecho, reportes realizados por la Border Patrol, e investigaciones de las diferentes organizaciones, incluyendo la Secretaría de Seguridad Nacional de Estados Unidos que dirige Alejandro Mayorkas, detallan que los crímenes relacionados con los migrantes van en aumento en esta zona del área fronteriza. Particularmente en Nogales ha tomado gran fuerza el tráfico ilegal de personas, aprovechando dos factores: la porosidad del territorio y la red de túneles que conecta los desagües de los dos lados de la frontera.

La Patrulla Fronteriza calcula que hay al menos 110 pasadizos subterráneos entre Sonora y Arizona, los cuales son vigilados y controlados por doscientos agentes, que al final resultan insuficientes para frenar el negocio del crimen. La misma corporación policiaca revela que el paso de migrantes con ayuda de los grupos criminales ha agudizado los últimos dos años, lo que ha derivado en diversos inconvenientes añadidos, pues además de personas se cruzan drogas, dinero y armas.

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Un nuevo modelo

"Lo que están haciendo ahora los criminales es fungir como agencias de turismo, como un tipo de gestores; entonces la gente cae y la realidad es que muy pocos terminan bien, es decir, pocos acaban en el destino que deseaban y en las condiciones esperadas", explicó el abogado John Funderer, experto en la crisis migratoria. Esto ocurre porque el tráfico de migrantes está en poder del crimen organizado, que paralelamente construye una red de trata de personas y otra en la que condiciona a los viajeros a cruzarlos si estos lo hacen con drogas o armas pegados a su cuerpo.

Evidentemente, si las víctimas son detenidas, quedan a merced de la autoridad: "El tráfico de opioides en la frontera de Sonora y Arizona ha hecho que los cárteles se vuelvan más agresivos y requieran de personas, de migrantes a quienes obligar a pasar las drogas, el dinero o las armas”, se lee en un extenso reportaje de Univision.

Por su parte, la letrada Chelsea Chasau, dedicada a ofrecer ayuda a los migrantes detenidos, explicó que el programa Remain in México no ha hecho más que "incentivar a la gente a cruzar ilegalmente la frontera, muchas veces siendo carne de cañón para el crimen". Se prevé que este año se sumen al menos 8 mil migrantes más que intentarán cruzar por Nogales para cumplir el sueño americano.

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Armas y drogas

Cierto es que Nogales concentra a gran parte de la población migrante flotante, pero toda la línea fronteriza entre Sonora y Arizona es un campo fértil para el crimen. De acuerdo la Patrulla Fronteriza en el sector Tucson, en el último mes se han confiscado casi 135 kilos de metanfetamina tan sólo en el corredor que lleva de Sonoyta a Ajo Station; este dato es relevante y consistente, pues en todos los sectores donde existen puntos de revisión se confiscan cantidades brutales de drogas.

En sus redes sociales, Guadalupe H. Ramírez, jefe de la Patrulla Fronteriza en Arizona, ha publicado decomisos de casi 400 kilogramos de metanfetaminas decomisados en los últimos dos meses, lo que detalla el tamaño del negocio en la frontera sonorense. Al mismo tiempo, Michael Humphries, jefe de dicho organismo en Nogales ha revelado el incremento del tráfico de armas por parte de ciudadanos norteamericanos hacia México, cuyos grupos criminales suelen pagar el armamento con drogas, sobretodo opioides, con alta demanda en el mercado norteamericano.