Hermosillo, Sonora.- La prohibición de las peleas de gallos en el estado de Sonora desató una ola de inconformidad por parte de las personas cuyos ingresos dependen de estas actividades. Este lunes 21 de octubre la comunidad gallera se reunió en el cruce de los Bulevares Abelardo Rodríguez y José María Morelos para emprender una marcha, que estuvo acompañada de consignas y carteles con mensajes en contra, y culminó al frente del Congreso del Estado de Sonora.
Los participantes provenían de distintos estados, entre los que se incluyen Chihuahua, Sinaloa, Coahuila, Baja California, Guanajuato y Morelos; ello como una forma de nutrir el movimiento. Fran Rivera, representante de los galleros en Sonora, explicó que la amplia convocatoria responde a un intento de unir a la comunidad a nivel nacional y robustecer la organización. Si bien la nueva legislación sólo afecta al estado de Sonora, el resto de las entidades se unió por la preocupación de que dicha disposición también sea aprobada en sus propios estados, lo que se traduciría a un golpe a la economía de muchas familias.
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Pese a las presiones, el gobernador Alfonso Durazo se negó a ceder la semana pasada. Según dijo, un estado que pretendía ser 'de vanguardia' era incompatible con actos de crueldad contra los animales. Para aminorar el disgusto en la comunidad, dijo que daría tres años para que todos los galleros pudieran mudarse a otras actividades. Por su parte, Rivera respondió que aunque era una buena propuesta, no los satisfacía por completo.
Al culminar la marcha en el Congreso, algunos asistentes tomaron la palabra para verter su punto de vista en torno al plazo de tres años que concedieron las autoridades para suspender la criminalización de las peleas. Se inauguró un debate que trató sobre las ventajas y desventajas de esta medida. También se pronunciaron en contra de la prohibición de las cabalgatas y de las corridas de toros.
Esta no es la primera manifestación que organizan. Hace un mes un contingente se opuso a la Ley de Protección y Bienestar Animal. En aquella ocasión argumentaron que los ingresos de cientos de personas se verían perjudicados por ella y sostuvieron que esta práctica es parte del patrimonio cultural mexicano.
Fuente: Tribuna Sonora