Ciudad de México.- Se avecina el festejo del Día de la Madre y aunque en esta fecha tan especial abundan las opciones de regalo, desde flores, dulces, manualidades, quizá maquillaje o alguna sesión en el spa, se olvida que también pueden dedicarse hermosas palabras a aquella mujer que es recipiente del afecto más sincero.
Sin duda, algunos poemas guardan tal sentimiento que perdurarán en la memoria de a quien se dediquen. Si lo tuyo no es la facilidad discursiva, aquí te proponemos algunas narrativas directas de la pluma de Gabriela Mistral.
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Dulzura:
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido
Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos.
Caricias:
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo que gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
Fuente: Poeticous