Ciudad de México.- La música tiene el don de tejer hilos invisibles entre las notas y nuestros recuerdos, creando una sinfonía única de experiencias que permanecen grabadas en la memoria. Un nuevo estudio realizado por psicólogos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha arrojado luz sobre la razón detrás de esta conexión profunda entre la música y la formación de recuerdos duraderos.
Los hallazgos, publicados en Nature Communications, revelan que la variación emocional generada por la música desempeña un papel crucial en la creación de recuerdos más distintos, intensos y perdurables. Este descubrimiento no solo ofrece una comprensión más profunda de cómo la música moldea nuestra memoria, sino que también sugiere aplicaciones terapéuticas para trastornos como el estrés postraumático y la depresión.
En el experimento, los participantes fueron expuestos a diferentes emociones inducidas por la música mientras realizaban tareas sencillas en una computadora. Las emociones fluctuantes durante la experiencia impactaron directamente en la formación de recuerdos, dividiendo las vivencias en episodios separados y facilitando su retención.
Jorgelina Benavídez, musicoterapeuta y coordinadora del Equipo de Musicoterapia en INECO, destaca la importancia de la música a lo largo de la vida, marcando hitos y eventos significativos. La música, según Benavídez, contribuye a nuestra identidad personal, siendo capaz de evocar recuerdos desde la infancia hasta la edad adulta.
Mason McClay, estudiante de doctorado en psicología de la UCLA y autor principal del estudio, enfatiza que los cambios emocionales provocados por la música crean límites entre los episodios, facilitando la recordación de eventos específicos. Esta dinámica emocional, según McClay, puede tener un impacto terapéutico, especialmente para aquellos que sufren de trastornos como el estrés postraumático.
A medida que el tiempo avanza, la mente humana busca organizar la información, comprimiendo recuerdos y vinculándolos en episodios individualizados. Dos procesos clave están en juego: uno integra recuerdos, el otro los expande y separa a medida que retroceden en el tiempo. La música, con su capacidad para evocar emociones intensas, contribuye a este proceso al asociarse estrechamente con vivencias personales.
La musicoterapeuta Jorgelina Benavídez subraya que la música puede generar emociones y modularlas, convirtiéndola en una poderosa herramienta para intensificar y facilitar la recordación de eventos. Además, destaca la importancia de ser consciente de que la música puede estar asociada tanto a emociones positivas como a experiencias traumáticas, y su impacto puede variar de una persona a otra.
El estudio de la UCLA utilizó música diseñada para provocar diferentes emociones, desde alegría hasta tristeza, mientras los participantes realizaban tareas en la computadora. La herramienta desarrollada para rastrear las reacciones emocionales mostró que los cambios emocionales separaban y ampliaban la distancia mental entre nuevos recuerdos.
David Clewett, profesor asistente de psicología en UCLA, compara este proceso con almacenar objetos en cajas para un acceso a largo plazo más efectivo. Las emociones, en este caso, actúan como cajas eficaces para organizar y acceder a recuerdos específicos.
Matthew Sachs de la Universidad de Columbia, coautor del estudio, resalta la utilidad de la música como intervención terapéutica. Sugiere que la música emocionalmente dinámica podría ser una herramienta directa para tratar problemas de memoria presentes en trastornos como el estrés postraumático.
Jorgelina Benavídez subraya que la música no solo influye en la esfera emocional sino que también contribuye a la salud mental y emocional. Escuchar música libera dopamina, asociada al placer, y puede modular y regular emociones. Además, aprender un instrumento musical puede ejercitar el cerebro, mejorando funciones cognitivas como la memoria y la atención.
Fuente: Tribuna
