Ciudad de México.- Finalmente, el gobierno federal dobló a los productores de maíz, trigo y sorgo del país, los cuales exigían precios de garantía que evitaran su debacle económica; a base de cerrazón y de violencia verbal, el presidente Andrés López Obrador llevó a los agricultores a tira la toalla y a dejar de demandar los subsidios.
Pero que los productores asumieran los riesgos y los costos no puede ser visto como una victoria del gobierno federal, que tendrá que enfrentar las condiciones críticas del campo en el país, producto de unas pobres políticas públicas y de apoyos exiguos.
En medio de su crisis particular, los agricultores señalaron que los principales problemas que enfrentan están en el alza constante y desmedida de los insumos, así como el aumento en el costo de los diferentes servicios de los que echan mano para garantizar su producción.
De acuerdo a los datos arrojador por el Censo Agropecuario realizado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), seis de cada diez productores ven en estos incrementos su principal escollo para obtener ganancias y poder vivir del campo.
Los productores sonorenses señalaron con insistencia que el alza en los insumos, así como una cotización internacional a la baja es lo que les puso contra la pared, por lo que solicitaron los recursos federales para poder sacar el ciclo adelante sin perjudicar a terceros.
El gobernó federal optó por una posición a la defensiva; creyó que si apoyaba lo haría a grandes productores que a sus ojos no merecen subsidio, sin considerar que en el mercado hay de todo y que la prioridad es garantizar la suficiencia alimentaria del país”, explica el analista Horacio Jaramillo a El Economista.
- Sin crédito
El campo mexicano ha tenido la necesidad año con año de acceder a créditos productivos, único camino para miles de agricultores de todos los tamaños para montar sus procesos de producción, con el único propósito de cumplir con sus prospecciones y obtener dividendos, al tiempo de liquidar los préstamos.
Con el actual gobierno estos créditos, pese a que fueron una promesa sólida por parte del López Obrador candidato, se han reducido al mínimo, al tiempo de que no se han establecido nuevas políticas públicas dirigidas al campo, esto pese a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TMEC), que pone a los productores locales a competir con sus pares de los países vecinos, que reciben subsidios al por mayor.
Una de las decisiones más polémicas de este gobierno con respecto al campo fue la eliminación de la Financiera Rural, la última dependencia pública que gestionaba y otorgaba créditos blandos a los productores.
La Cuarta Transformación, que previamente le dio menos dinero año con año, terminó catalogándola como sitio idóneo para la corrupción, por lo que acabó con ella en lugar de “buscar la forma de pulir los procesos y garantizar que el dinero llegara a donde debía, sobre todo a donde se pudiera generar desarrollo”, explica el especialista Juan Carlos Anaya.
Para Anaya, el gobierno confunde subsidios con financiamiento, es decir, considera que la entrega directa de dinero puede sustituir a un modelo financiero con un objetivo claro, cuando lo ideal es acompañar los subsidios con créditos para dar “viabilidad” a la inversión y el desarrollo.
- Dudas
Otro escenario poco halagüeño para los productores está en la decisión del gobierno federal de ir en contra de los transgénicos, de los herbicidas y ahora de los pesticidas, esto “sin realmente un plan de sustitución claro, ni la comprensión total de lo que significaría”, explica Anaya.
No es necesariamente malo, el problema que veo es que el oficialismo toma el tema como un asunto ideológico y no realmente con apego científico, como tendría que ser para hacerlo de forma que no te afecte”, argumenta el especialista Francisco Valdés.
Específicamente sobre la prohibición de plaguicidas, Luis Eduardo González, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores Químicos, señaló que “desplazaría la producción agrícola y pecuaria, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del país”.
- Temores
Una de las ‘soluciones’ que planteó el gobierno federal a los productores quejosos por la falta de precios de garantía fue que para el próximo ciclo se hiciera una reconversión de cultivos, idea que es catalogada como simplista por parte de los agricultores y de los expertos.
Para los productores sonorenses consultados, el problema de la reconversión está en que lo que se puede sembrar en la región carece de un mercado mayor y más estable que el del trigo, por lo que no hay garantía alguna de que funcione comercialmente.
Además, insisten, el gobierno no está considerando que para cambiar se debe hacer una onerosa inversión, y debido a la falta de créditos y apoyo, es algo que se antoja muy complejo.
Es demasiado lo que está en juego en el país como para que la política pública del sector agropecuario se defina de acuerdo a ideologías y no con el rigor que exige el campo”, Alfredo Díaz Belmonte, Presidente AMHPAC.
- 84.7 millones de hectáreas están destinadas a la producción
- 15 mil unidades de producción no pudieron acceder a créditos
El financiamiento para la producción agropecuaria es una pieza fundamental para alcanzar los objetivos de autosuficiencia alimentaria, crecimiento y mantener un campo dinámico y aprovechar las oportunidades y atender la creciente demanda de alimentos para nuestra población”, Juan Cortina Gallardo, Presidente CNA.