Ciudad de México.- Michael Schumacher es considerado por muchos como el mejor piloto en la historia de la Fórmula 1, por encima del inglés Lewis Hamilton. El alemán consiguió siete campeonatos del mundo, dos con Benetton y los cinco restantes con Ferrari, dejó un legado para el automovilismo a nivel mundial, pero un fatal accidente lo dejó fuera de la vida pública.
Este 3 de enero, Schumacher cumple 55 años, los últimos 10 postrado tras el fatídico accidente en esquí que sufrió en 2013. Ahora, miles de fanáticos recuerdan su trayectoria, los adelantamientos y el carácter de ‘El kaiser’, quien fue el encargado de marcar una etapa dorada en Ferrari a inicios de los 2000 y sirvió como ídolo de las nuevas generaciones. En la memoria de los Tifosi quedarán aquellas victorias y adelantamientos del alemán, quien no dudaba en guiar el himno italiano en los podios.
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Trascendió en los medios las nuevas terapias a las cuales se ha sometido al gran piloto de Fórmula 1, entre las que destacan el sometimiento al sonido de motores de competición o acercarlo a un vehículo de Mercedes. "Afortunadamente, la medicina moderna han hecho posible hacer algunas cosas, pero aun así, nada es como antes", valora Ralf Schumacher, quien compitió con su familiar en la máxima categoría del automovilismo.
El legado de Michael Schumacher
Michael Schumacher marcó una época, tras la muerte de Ayrton Senna, en 1994, el alemán tomó el mando de la Fórmula 1, de la que fue protagonista toda una década, tiempo que utilizó para convertirse en el piloto más ganador, hasta ese momento en la historia de la Fórmula 1. Tuvo apogeo en la reestructuración de Ferrari a inicios del siglo XXI, donde la escudería italiana dominó a placer el gran circo de la mano del Kaiser.
El alemán Michael Schumacher reinó durante dos décadas en lo más alto del historial de la Fórmula 1 gracias a sus siete títulos mundiales 1995 y 1996 con Benetton Ford; y 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004 con Ferrari. Consiguió un total de 91 victorias y dejó a Sebastian Vettel como su sucesor, quien después consiguió cuatro títulos del mundo y aceptó que fue gracias a su mentor, por lo que no dudó en acoger a su hijo, Mick Schumacher.