Split, Croacia.- En un momento en donde el futbol actual parece haber sido consumido por los intereses económicos, han surgido historias contrarias a esa visión y que han sorprendido a los aficionados. Situaciones inusuales como el amor a la camiseta ahora son motivo de gran noticia. Así lo demuestran los casos de los futbolistas croatas Nikola Kalinic e Ivan Perisic quienes este año decidieron regresar al equipo en el que se formaron cobrando una cantidad simbólica.
Entre los fichajes de invierno destacó el hecho de que Perisic, regresaba al HNK Hajduk Split de su natal Croacia, en donde se había formado en categorías inferiores, pero no pudo debutar en primera porque su talento lo llevó muy rápido al extranjero. Ahora, a sus 34 años, una de las estrellas de la última generación dorada croata, decidió volver. Su regreso fue en calidad de préstamo por parte del Totenham Hotspur.
Pero lo sorprendente es que decidió cobrar solo un euro de sueldo al mes, esto con la finalidad de no afectar las finanzas del club que no se encuentra en su mejor momento económicamente, según confirmó el presidente del equipo Luksa Jakobusic. Así el futbolista que fue subcampeón del mundo con Croacia y que ha militado en grandes ligas de Europa como la Premier League o la Serie A llegó sin cobrar como estrella.
En el mismo sentido destaca la historia de Nikola Kalinic, también delantero de la selección de Croacia, subcampeón del mundo y que jugó en clubes de Europa tan importantes como el Atlético de Madrid o el Milán y que igualmente decidió regresar al Hajduk Split. En cuanto se convirtió en agente libre, el atacante croata decidió jugar en el club en el que se formó cobrando también solo un euro de salario mensual.
"Es el trato más fácil de cerrar de toda mi carrera", dijo Kalinic tras confirmar su fichaje. De esta manera Nikola, quien si llegó a disputar la primera división con el club de sus amores, volvió 19 años después en busca de ayudar a ganar la liga y romper la gran sequía de 20 años sin título. El caso de ambos futbolistas que ha sorprendido al mundo no puede justificarse de otra forma más que por tratarse de un caso de amor a la camiseta, algo ya muy raro en el futbol profesional.
Fuente: Tribuna