Londres, Inglaterra.- El pasado 8 de septiembre del año en curso, el mundo entero se sorprendió con la noticia referente a la muerte de la Reina Isabel II, deceso que sucedió en Balmoral, Escocia y por lo que los miembros de la familia real acudieron a despedirse de la monarca que estuvo en el trono por 70 años. Semanas después se supo que su muerte, ocurrida a los 96 años de edad, fue por su avanzada edad, o eso era lo que se creía.
La Reina Isabel II se reunió el 6 de agosto con la entonces Primera Ministra, Liz Trauss y, en las fotografías que difundió el Palacio de Buckingham llamó la atención el moretón que tenía en la mano derecha, por lo que se apuntó que una caída había sido motivo por el cual presentaba tal mancha hemática, al tiempo que su movilidad también se aunó a su débil estado de salud. Fue 29 de septiembre se difundió el acta de defunción en donde se enmarcaba que la causa de su deceso sí era por la avanzada edad de la líder de la corona británica, pero ahora un libro titulado 'Eliabeth: An intimase Portrait' apunta a que tenía cáncer.
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Esta obra escrita por el locutor Gyles Brandreth, insiste en que la Reina Isabel II había sido diagnosticada con cáncer de médula ósea la cual se ha caracterizado por causar un profundo dolor en los huesos, de ahí que su movilidad incluso la llevara a no poder disfrutar de las celebraciones por el Jubileo de Platino. Asimismo, refiere que el dolor que tenía la monarca la llevó a sufrir en silencio para así evitar levantar sospechas.
"Escuché que la Reina tenía una forma de mieloma, cáncer de médula ósea, lo que explicaría su cansancio y pérdida de peso y esos 'problemas de movilidad' de los que a menudo nos hablaron durante el último año de su vida".
Brandreth, autor de este polémico libro, insiste en que no hay una cura para este tipo de cáncer y tampoco la hay para las dolencias que provoca en los pacientes diagnosticados, sino que solo se suministra tratamiento para regular el sistema inmune y con ello, prevenir que los huesos se debiliten mucho más pues la mayor dolencia se tiene en la zona lumbar y en la pelvis, lo que explicaría que la reina estuviera con problemas para mantenerse de pie y claro, desplazarse con facilidad.
Informes han insistido que la Reina Isabel II le había confesado a una de sus damas de honor que mantenerse ocupada y enfocarse en los deberes reales no solo le ayudaba a lidiar con el dolor que le ocasionaba la enfermedad, sino que también le dio el apoyo necesario tras la muerte del Príncipe Felipe de Edimburgo, quien fuera su esposo por 73 años, lo que deja claro que ambos conocían el diagnóstico desde hacía tiempo.
Hasta ahora, el Palacio de Buckingham no ha confirmado que la monarca sí haya sido diagnosticada con cáncer o bien, si en realidad la causa del deceso fue por su avanzada edad. Incluso, el Rey Carlos III, primogénito de la reina tampoco se ha pronunciado por este libro pero se espera que a lo largo de los siguientes días haya más detalles de la obra que debela secretos bien guardados de la que llegó a ser la reina más longeva que Inglaterra haya tenido.
Fuente: Tribuna