Ciudad de México.- Adán Augusto López, secretario de gobernación, se instaló a primera hora en el Hotel Emporio, ubicado frente al Senado, para reunirse individualmente con varios de los senadores de oposición: la misión era convencerlos de votar a favor de la reforma del artículo quinto transitorio que permite al Ejército Mexicano mantenerse en labores de seguridad y en las calles hasta 2028.
No lo logró. El segundo de a bordo del gobierno federal atestiguó cómo los “sí” que cosecharon en lo privado durante el lunes y martes, el miércoles se evaporaron en lo público, dejando desguarnecido al grupo parlamentario de Morena y aliados, que necesitaban la mayoría calificada para alcanzar su objetivo.
Dentro del Senado, los morenistas más conciliadores, con Ricardo Monreal a la cabeza, intentaron convencer a los representantes de Movimiento Ciudadano, Partido Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional, Partido de la Revolución Democrática e independientes de cambiar el sentido de su voto, afirmando que el uso de militares y marinos es la única opción que tiene el país para disminuir la violencia que lo subyuga.
Pero no hubo manera. Uno tras otro de los opositores que tomaron la palabra criticaron los intentos de “militarización”, de “acabar con el poder civil”, aunado a la “falta de interés por reforzar a las policías municipales y estatales”, al tiempo de adelantar su voto en contra.
Entonces, Monreal ofreció tiempo para alargar la discusión, como una manera de satisfacer a los rivales políticos y, sobre todo, de dar oxígeno a una iniciativa que agonizaba; la idea fue rechazada bajo acusaciones de los senadores hacia los secretarios de Gobernación, Defensa Nacional y Marina de coaccionarlos.
Se han utilizado las prácticas más perversas, mezquinas, inimaginables, para agraviar, ofender y lastimar la independencia de las decisiones de las y los senadores que integramos este bloque; lo quiero señalar de forma muy clara, a pesar de lo que hicieron los secretarios no lograron su cometido”, dijo Dante Delgado.
Ante este panorama, el grupo parlamentario guinda solicitó que la iniciativa (formulada por diputados priístas comandados por Alejandro Moreno) no se votara y fuera devuelta a las comisiones de puntos constitucionales y estudios legislativos, lo que aprobó aprovechando su mayoría.
El bloque opositor consideró el acto como “una jugarreta que violó los estatutos y procedimientos de la Cámara (particularmente el artículo 205 del reglamento interno)”, pues la solicitud que tuvo luz verde no fue el primer documento que los asesores morenistas intentaron someter a votación.
Así, el oficialismo tendrá diez días para lograr los diez votos a favor que le faltan, mientras que la oposición buscará resistir a las presiones para no resquebrajarse camino hacia el día de la votación.
- Diferentes ópticas
Luego de la maratónica e intensa sesión, los senadores de oposición celebraron lo logrado, al considerar que pusieron un freno a la “militarización”, como aseguró la priísta Claudia Ruiz Massieu.
“La oposición se mantuvo firme, y lo seguiremos haciendo cuando se trate de proteger a las y los mexicanos”, dijo Ruiz Massieu, que fue secundada por la panista Kenia López “después de amenazas y compra de legisladores, el bloque opositor resiste y logramos detener la militarización.”
Quien puso paños fríos y envío una alerta fue Damián Zepeda, quien aseguró que Morena y sus aliados se quedaron a dos votos de alcanzar los necesarios para aprobar la reforma y por ello “realizaron una retirada estratégica”.
Fuente: Tribuna