Ciudad de México. – México, un país de belleza y diversidad natural, también enfrenta una serie de desastres naturales que ponen a prueba su resiliencia año tras año. Desde huracanes y terremotos hasta inundaciones, sequías y eventos biológicos, México se ve afectado por una amplia gama de desastres. Estas catástrofes tienen múltiples causas, incluyendo la ubicación geográfica del país y su geología.
México está ubicado entre las placas tectónicas de Norteamérica y Centroamérica, lo que lo convierte en una región con alta actividad sísmica. Los terremotos son eventos recurrentes que representan un riesgo constante para sus habitantes. La magnitud de algunos de estos terremotos ha sido devastadora, con consecuencias graves para las comunidades afectadas.
Por otro lado, México se encuentra entre el Golfo de México y el océano Pacífico, lo que lo expone regularmente a la amenaza de ciclones o huracanes. Estos fenómenos naturales pueden desencadenar inundaciones catastróficas, causando estragos en poblaciones costeras y áreas vulnerables.
Además de estos desastres naturales, México también enfrenta sequías extremas debido a su alta proporción de territorio árido o semiárido. Las sequías tienen un impacto significativo en la agricultura y el suministro de agua, lo que afecta a comunidades enteras.
Otro desafío que México ha experimentado recientemente es la aparición de epidemias y pandemias, como el desastre natural biológico. La propagación de enfermedades, como la que vivimos en la actualidad, ha afectado a una gran parte de la población mexicana, imponiendo una carga adicional en el sistema de salud y la economía del país.
Los datos son contundentes: México enfrenta alrededor de 300 fenómenos naturales extremos al año, lo que resulta en desastres naturales que impactan a una cuarta parte de su población. Estos desastres no solo representan un desafío para la seguridad y el bienestar de los mexicanos, sino que también generan un alto costo económico. Tan solo en 2010, se informaron pérdidas de 7 mil 208 millones de dólares debido a estos eventos.
Dos ejemplos destacados de desastres naturales en México son los huracanes Ingrid y Manuel en 2013, que causaron 200 mil damnificados y 157 muertes.
Otro es el terremoto de Chiapas en 2017, que dejó 100 muertes y alrededor de 22 millones 500 mil personas afectadas.
Además, también se han registrado tornados en el norte de México, como en Chihuahua en 2011 y 2013, que provocaron daños materiales pero afortunadamente no cobraron vidas humanas.
México, un país con una rica cultura y una población diversa, se enfrenta a estos desafíos naturales con valentía y determinación. Sin embargo, es crucial que se continúe invirtiendo en medidas de prevención y respuesta para proteger a sus ciudadanos y reducir el impacto de estos desastres.
Fuente: Tribuna