Sonora, México.- Julio recuerda con dolor su adolescencia, años en los que su vida transcurría entre dudas, rechazos y burlas. Hoy, ya como adulto, dice comprender a una sociedad que en los noventas era mucho más conservadora de lo que es hoy: “todo lo diferente era enviado a un rincón”, dice.
Así como le ocurrió a Julio, anualmente miles de miembros de la comunidad LGBTI+ son víctimas de discriminación y ataques diversos, desde verbales hasta físicos, pasando por intentos de marginación y de incumplimiento de derechos. De acuerdo a datos oficiales, hay al menos cinco millones de mexicanos mayores de 15 años que conforman la comunidad, lo que habla de su fuerza, tanto en número como en valor político, económico y social. Pero para llegar a ese punto de trascendencia, para brillar con luz propia, no ha sido fácil.
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De acuerdo con estudios de varias organizaciones civiles, el 92 por ciento de los adolescentes en el país debieron esconder sus preferencias sexuales para poder encajar en la vida cotidiana. Se considera también que dos de tres estudiantes con identificación de género no heterosexual fueron discriminados en su entorno académico, además de que el 70 por ciento de los encuestados que pertenecen a la comunidad LGBTI+, ven trato preferencial a los heterosexuales.
No ha sido sencillo, pero se ha avanzado; hay que decir que durante años hubo una marginación sistemática hacia la comunidad, ya que primeramente había un rechazo generalmente por tendencias religiosas y dogmáticas, lo que provocó que se multiplicaran las burlas y se maltratara a cualquiera que mostrara una tendencia sexual no hetero”, explica el activista Jaime Rementería.
Y es que, pese a los avances, la realidad es que la comunidad sigue expuesta a una serie de ataques y una tendencia clara a la discriminación, presente no sólo en escuelas y en las calles, sino también en empresas.
No hemos terminado por cerrar el círculo; necesitamos que todos se involucren y comprendan que hay que avanzar, que debemos garantizar el derecho de todos por igual en busca de un país más sensato y humano”, explica Edith Olivares de Amnistía Internacional.
Lo cierto es que, luego de años de insistir y luchar, la comunidad LGBTI+ ha logrado avanzar y posicionarse como una fuerza de cambio en una sociedad cada vez más proclive a aceptar y reconocer que es en la diversidad donde más crece.
Fuente: Tribuna