Ciudad de México.- “No había médicos, no había especialistas, no había medicinas, incluso adulteraban las medicinas… estaba por los suelos todo el sistema de salud, al grado que privatizaron el ISSSTE, una parte del del Seguro”, dijo el presidente López Obrador en abril pasado, culpando, como suele al pasado de las condiciones en que mantiene al país.
Particularmente sobre el sistema de salud, el mandatario insiste en que se ha mejorado sensiblemente y mantiene el discurso de que éste alcanzará los estándares escandinavos; si bien se entiende que esta idea no es más que parte de un mensaje político más que uno real, nada está más lejos de la verdad que tal sentencia.
Basta revisar los últimos datos oficiales aportados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), que a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh), dio a conocer que la población afiliada a alguna institución de salud pública cayó dramáticamente.
13.4 millones de personas se declararon sin acceso a algún tipo de cobertura de salud o de seguridad social, un dato que resume a la perfección las penurias de un sistema de salud cada vez más lejos de Dinamarca.
Mientras que en 2018 más de 38 millones de personas respondieron no ser derechohabientes del sistema de salud público, para el año pasado la cifra cerró con 54.2 millones, esto de acuerdo con el análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
En términos totales, mientras que en 2020 siete de cada diez reportó tener afiliación, la cifra cayó hasta 5.7 personas por decena el año pasado.
- Desprecio
Los análisis y los datos son crueles y contundentes. El CIEP detalla que de cada diez personas que necesitó atención médica en 2022, seis acudieron a servicios privados, en su mayoría o por no contar con alguna cobertura o por, sencillamente, no confiar en las instituciones públicas.
Es lamentable al analizarlo, porque hasta en los deciles más pobres de la población muchas veces se prefiere acudir a consulta particulares, aunque sea en farmacias, que acudir al hospital público; la gente considera que pierde más tiempo, recibe un peor trato y, encima, no le garantizan una atención adecuada”, explica la experta Ana Luis Freyen.
- Más gasto
Uno de los problemas que acarrea el mayor uso de los servicios privados está en el incremento al gasto, es decir, el golpe al bolsillo. De acuerdo a la propia Enigh, el gasto en salud de los mexicanos creció 30.9% en los últimos cuatro años, convirtiéndose en la erogación de mayor crecimiento de las familias.
Así, el gasto corriente promedio trimestral fue de 1,345, equivalente a 448 pesos al mes, más de dos salarios mínimos. Desglosando tales pagos, que en promedio un hogar eroga 113 pesos al mes en servicios médicos, 109 en medicinas recetadas y 84 en atención hospitalaria.
- Desigualdad
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer su Estudio Sobre el Derecho a la Salud 2023, en el cual se exhibe que, pese a las reformas políticas para lograr la universalización de los servicios de salud, “en México persisten las desigualdades en la calidad y el acceso a la atención médica”.
Si bien el Consejo reconoce que se han dado los primeros pasos hacia los servicios universales, existen fisuras administrativas, sociales y presupuestales que “podrían deteriorar los esfuerzos de coordinación entre el gobierno federal y las entidades federativas, al no dar certeza a las personas sobre las vías para recibir atención”.
Los investigadores del Coneval encontraron que, si bien año con año se han asignado recursos para que los ciudadanos sin seguridad social accedan a los servicios de salud, los obstáculos para recibir atención persisten.
En el estudio puede revisarse que, en más de seis mil localidades en el país, las unidades médicas de primer nivel se encuentran a más de una hora de camino, mientras que en 40 mil poblaciones la atención de segundo nivel también se ubica a sesenta minutos de distancia y el tercer nivel a hora y media en el caso de 144 mil poblados.
La crisis de salud es tal que en cinco años los amparos presentados por falta de medicinas o servicios médicos han aumentado en 700%; mientras en 2017 sólo se presentaron 229 de estos recursos, el año pasado se alcanzó una cifra de 1602.
Título de la gráfica:
Porcentaje de la población sin servicios de salud