Ciudad de México.- Las mega obras que el gobierno federal emprendió desde 2018 no sólo no están en funciones aún, incluso algunas siguen en proceso de construcción. Pero lo peor radica en que los costos previstos se han elevado exponencialmente, quedando muy lejos de lo presupuestado en su lanzamiento.
En 2018, el presidente aseguró que el Tren Maya costaría entre 120 y 150 mil millones de pesos, muy lejos de lo que realmente terminará siendo su precio: 500 mil millones, más del triple de lo que se proyectó.
Ante las pruebas presentadas por organizaciones de la sociedad civil, el secretario de Hacienda Rogelio Martínez de la O justificó el incremento con el argumento de que la ruta ha tenido que desviarse por ‘culpa’ de “la física y la naturaleza”.
"Siempre sucede con estos proyectos grandes, las obras se hacen, se van ejecutando, y en la medida que se van ejecutando se encuentra que hay que resolver asuntos, por ejemplo en el tramo 5 se tuvo que resolver en favor de viaductos, ósea volar el tren arriba del suelo, por encima de lo que se había contemplado anteriormente, por la razón de que se han encontrado muchos vestigios originales”, dijo Martínez de la O a Radio Fórmula.
Entre estos cambios está el tan criticado que se anunció en enero del año pasado, que dejaba sin tren a Playa de Carmen, sin importar que ya se habían talado más de 20 mil árboles y deforestado a miles de hectáreas.
Cabe recordar que, de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, para que el Tren Maya sea rentable en su amortización, el máximo costo debía ser menos a los 310 mil millones de pesos.
Ante esta realidad, el gobierno ha intentado minimizar las críticas asegurando que está previsto que el Tren se autosustentable a través de los ingresos que generará, aunque éstos no están proyectados con sustento.
Para ponerlo en proporción, el Tren Maya habrá costado siete veces el presupuesto de Sonora para este año.
De acuerdo con Jorge Cano, investigador de México Evalúa, la construcción del Tren Maya ha pecado de falta de transparencia, pues el gobierno ha dificultado la evaluación técnica y económica.
En términos de finanzas públicas hay que destacar que esta obra no fue realizada a través de los mejores procedimientos: realizando un adecuado estudio de factibilidad presupuestal, de impacto ambiental y social. Como se fue desarrollando hemos visto muchos cambios y denuncias ambientales o sociales. Sobre todo, lo que llama la atención es cómo ha venido incrementando su valor”, explicó.
Debe destacarse que la obra primero estuvo asignada al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), después a la Secretaría de Turismo y terminó en las manos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
- Al sur, lo mismo
El presidente López Obrador ha vendido durante cinco años la imperiosidad de que México sea autosuficiente en producción de gasolinas, para esto fue que se decidió, entre otras medidas, construir la Refinería Olmeca, también conocida como Dos Bocas.
Presuntamente, la obra quedaría lista para producir en 2021, lo que resultó falso, después, tras dos eventos de inauguración, tampoco logró echarse a andar en 2022 y este año Rocío Nahle, secretaria de Energía, ha garantizada que es el bueno… pero no se ve con claridad.
Además, la que fue prevista como una obra cuyo costo oscilaría en los 8 mil millones de dólares terminará con, al menos, 16 mil.
Hasta la fecha la obra ha tenido una serie de problemáticas graves que han ralentizado su puesta en marcha; por ejemplo, las inundaciones son una constante, lo que ha provocado la inestabilidad del suelo, algo que para remediarlo se han invertido cantidades exorbitantes.
A la fecha no se ha terminado la construcción de la planta de Cogeneración, ni tampoco ha concluido la de las plantas Combinada y Coquizadora. Los retrasos en tiempos y los incrementos en costos dejan claro que se han materializado algunos de los riesgos que advertía la Auditoría Interna de Pemex, que se encarga de dar seguimiento al proyecto.
El análisis de las organizaciones civiles pone el dedo en la llaga: con el sobrecosto, será prácticamente imposible que la Refinería sea rentable para el próximo gobierno; todo apunta a que se convertirá en un lastre financiero para la administración que releve a la actual, pues se tendrá que seguir inyectando recursos a una planta que no terminará de estar al cien por ciento en producción.
Estamos ante un problema mayor. Tener una refinería es patriótico y tiene tintes de que así se salva a Pemex y a la industria, pero realmente lo que se hizo fue gastar en exceso en una obra gigantesca sin un objetivo claro”, explica el analista Gonzalo Monroy.
Fuente: Tribuna