Ciudad de México.- Benito Pablo Juárez García, una figura monumental en la historia de México, nació el 21 de marzo de 1806 en el pequeño pueblo de San Pablo Guelatao, Oaxaca. Hijo de padres indígenas zapotecas, su vida se convirtió en un símbolo de lucha, perseverancia y dedicación al servicio de su país.
Desde temprana edad, Juárez enfrentó las adversidades de la vida. Quedó huérfano a los tres años y se vio obligado a abandonar su pueblo natal en busca de educación. A los trece años, llegó a la ciudad de Oaxaca sin hablar una palabra de español. Sin embargo, su determinación y su deseo insaciable de aprender lo llevaron a superar todos los obstáculos que se interpusieron en su camino.
Gracias al apoyo de Don Antonio Salanueva, un encuadernador y terciario de la Orden Franciscana, y del maestro Domingo González, Juárez aprendió a leer y comenzó su educación formal en el Seminario de la Santa Cruz. Con dedicación y esfuerzo, cursó estudios de latinidad, filosofía y finalmente se graduó de bachiller en 1827, convirtiéndose en el primer profesional egresado del Instituto de Ciencias y Artes.
La carrera política de Juárez comenzó pronto. Desde su nombramiento como regidor del Ayuntamiento de Oaxaca en 1831 hasta su elección como diputado federal en 1841, demostró su compromiso con el servicio público y su habilidad para el liderazgo. Durante su mandato como gobernador de Oaxaca, procuró el equilibrio económico, ejecutó obras públicas y promovió la educación y la infraestructura en su estado natal.
Sin embargo, su lucha por la justicia y la igualdad lo llevó al exilio en varias ocasiones. Después de ser desterrado por el gobierno de Santa Anna, Juárez encontró refugio en Estados Unidos, donde adoptó un pensamiento liberal que lo inspiraría a buscar una transformación social y política en México.
El ascenso de Juárez a la presidencia de México en 1858 marcó un hito en la historia del país. Enfrentando la intervención extranjera y la amenaza de un segundo imperio, Juárez defendió la Constitución de 1857 y promulgó las famosas Leyes de Reforma, que separaron a la Iglesia del Estado y establecieron importantes reformas sociales y políticas.
Su liderazgo durante la resistencia contra la intervención francesa, especialmente durante la Batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862, lo convirtió en un héroe nacional. A pesar de la adversidad, Juárez nunca abandonó su lucha por la soberanía de México y la justicia para su pueblo.
El legado de Benito Juárez trasciende generaciones. Su compromiso con los ideales de libertad, igualdad y justicia continúa inspirando a los mexicanos hasta el día de hoy. Como presidente de México por cinco ocasiones consecutivas, Juárez dejó un impacto indeleble en la historia de su país y en la lucha por un futuro mejor para todos sus ciudadanos. Su famosa frase "El respeto al derecho ajeno es la paz" sigue siendo un recordatorio de la importancia de la tolerancia y el respeto en la construcción de una sociedad justa y equitativa.
Fuente: Tribuna