Reino Unido.- Katie Holmes, una mujer originaria de Waltham Cross, en el condado de Hertfordshire, relató la pesadilla por la que atravesó antes y después de descubrir lo que en realidad crecía en su vientre disfrazado de embarazo.
Cuando Katie comenzó a sentirse enferma en la mañana y notó que su periodo se había detenido, ella creyó que estaba embarazada. Su estómago creció y las personas en el transporte público a menudo le ofrecían sus asientos y la preguntaban cuándo nacería su hijo.
Sin embargo, en las numerosas citas con el doctor y las pruebas de embarazo el resultado siempre era negativo.
Por meses, no tuve idea de qué estaba mal conmigo. Fue muy frustrante no tener una respuesta y realmente aterrador. Sufría mucho dolor, no podía orinar de forma adecuada y mi periodo se detuvo", reportan que expuso Katie.
Me llenaba con media comida y mi estómago estaba creciendo de tamaño pese a que no estaba ganando peso en ninguna otra parte", agregó, además de indicar que sus síntomas comenzaron en septiembre de 2016 cuando trabaja un turno nocturno en una gasolinera.
Después de regresar a casa del turno, Katie comenzó a vomitar y se sintió enferma los siguientes días. El primer diagnóstico erróneo fue gastroenteritis, y después de recetársele pastillas que no sirvieron de nada acudió al doctor todas las semanas durante dos meses, siempre recibiendo noticias de que podía tener un virus estomacal o infección en la vejiga.
Los antibióticos que los médicos le recetaron para infecciones urinarias no ayudaron en nada y una noche Katie quedó impactada al ver que su estómago se había "caído".
Esa noche, en diciembre de 2016, Katie repentinamente sufrió un insoportable dolor en su estómago mientras estaba acostada en la cama. Cuanso se levantó y se paró frente al estómago, vio como si "todo el bulto se hubiera reducido a una barriga suave y gorda colgando".
Tras investigar sobre sus síntomas y presentar sus hallazgos a los especialistas, los médicos finalmente descubrieron que la mujer tenía un quiste ovárico con tejido canceroso que pesaba 14 libras (6 kilos 350 gramos), el mismo peso que tendrían unos gemelos.
Katie fue sometida a una cirugía para que le removieran el quiste, además de uno de sus ovarios, lo cual la dejó libre de cáncer pero con la preocupación de que podría tener problemas para tener hijos en el futuro.
Sin embargo, la mujer logró embarazarse seis meses después y ahora tiene una pequeña llamada Ava.