La Paz, Bolivia.- La madrugada de este sábado 20 de marzo, la expresidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, fue trasladada a otra prisión ubicada en La Paz. Un día antes, un juez había autorizado su reubicación a una clínica por presuntos problemas de salud, pero la movilización fue distinta.
La exmandataria fue retirada de donde estuvo detenida desde el pasado lunes 15 de marzo, el Centro de Orientación Femenina de Obrajes. Con estrictas medidas de seguridad, Añez fue conducida en una ambulancia a la cárcel de Miraflores.
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Debido a que la defensa de la expresidenta alegó problemas de salud en los que se señaló que Añez padece de hipertensión y se encontraba en prisión con tanque de oxígeno, el juez estipuló el pasado viernes 19 de marzo que Añez sería trasladada a una clínica para poder ser valorada.
Su hija Carolina Ribera y la abogada Norka Cuéllar esperaron en el centro penitenciario de Obrajes que la orden del juez se cumpliera. Pero, según comentaron a los medios, las autoridades del centro no dieron la respuesta que esperaban.
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Asimismo, alegaron que se había ordenado que el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) tenía que verificar antes el estado de salud de la expresidenta para poder realizar el traslado.
Por estas razones, se publicó un mensaje en la cuenta de Twitter de Áñez en donde se expresa que el gobierno se ha negado a cumplir la orden judicial y se acusa al Gobierno boliviano de atentar contra los derechos humanos.
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Jeanine Áñez fue acusada de participar en un Golpe de Estado en 2019 contra el Gobierno de Evo Morales. Tras una audiencia, se ordenó su arresto preventivo por cuatro meses mientras se lleva a cabo la investigación pertinente, por lo cual se encuentra detenida.
El arresto de Áñez ha levantado diversas críticas entre los detractores y los simpatizantes del actual Gobierno del partido Movimiento Al Socialismo (MAS). Los primeros tachan de persecución política y los segundos, de justicia a los afectados del Golpe de Estado.
Fuente: El Universal