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¿Cómo Noah Green pasó de ser una estrella de fútbol juvenil a un desequilibrado asesino?

Entre 2019 y 2021, Noah Green pasó de ser una estrella de fútbol juvenil con un futuro brillante a un desequilibrado asesino que mató a un policía en el Capitolio

Noah Green sufría de depresión y paranoiaCréditos: Internet
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Washington, Estados Unidos.- Antes de pasar la historia como un asesino que murió a manos de la Policía en un ataque al Capitolio, Noah Green era una estrella juvenil de fútbol americano con un brillante futuro por delante.

Antes de fallecer a balazos por uniformados del Capitolio, Green atropelló a un policía y bajó con un cuchillo en mano. Las últimas imágenes del joven de 25 años lo muestran como una persona desequilibrada.

Sin embargo, apenas hace tres años era conocido como un gran deportista con un título en finanzas por la Universidad de Virginia, pero su situación emocional y mental lo convirtieron, poco a poco, en una bomba de tiempo.

La vida de Noah comenzó a perder control en espiral a partir de 2019 después de que la depresión y la paranoia se apoderaran de un joven con un futuro brillante y a quien sus maestros veían con mucho potencial.

El joven creía firmemente que el Gobierno Federal lo controlaba mentalmente. Además, en su cuenta de Facebook publicó varios comentarios que demostraban que algo no andaba bien en su salud mental.

El 17 de marzo, publicó en su muro: "Satanás gobierna sobre nosotros desde el cielo". También solía decir que él era un elegido para llevar a cabo una misión en el mundo.

También hizo numerosos posts acerca de Nación de Islam, un movimiento religioso que combina creencias musulmanas con nacionalismo negro. Esta extraña mezcla de identidades y creencias podrían ser detonantes de su conducta asesina.

He sufrido múltiples allanamientos, envenenamiento de comida, asaltos, operaciones no autorizadas en el hospital y control mental", escribió en Instagram.

Brendan, hermano de Noah, dijo al Washington Post que el joven sufría de alucinaciones, alteraciones cardiacas, dolores de cabeza y pensamientos suicidas.

Fuente: Washington Post