Florida, Estados Unidos.- La cabeza de un recluso condenado a muerte comenzó a arder debido a un malfuncionamiento cuando lo ejecutaron en la silla eléctrica.
El 4 de abril de 1982, el cubano refugiado, Pedro Medina, asesinó a su vecina Dorothy James, de 52 años, en Orlando, Florida, y robó su auto.
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Casi 15 años después del crimen, Pedro fue llevado hasta la silla eléctrica el 25 de marzo de 1997. Sin embargo, un falló en el dispositivo provocó que ardiera.
De acuerdo con registros de la época, el malfuncionamiento causó llamaradas de unos 30 centímetros de largo saliendo de su cabeza ardiendo desde el fondo de la máscara que cubría su cara durante la ejecución.
Debido a a este problema, las ejecuciones por pena de muerte en Florida se atrasaron casi un año entero, mientras las autoridades realizaban las adecuaciones pertinentes.
Medina fue acusado del asesinato de la exmaestra, a quien apuñaló múltiples veces y dejó morir en su hogar en Orlando, Florida.
Las autoridades policiales lo encontraron el 8 de abril de 1982 durmiendo en el auto de James -el cual había robado el día del ataque- cerca de Lake City.
Fuente: Daily Star