Los Ángeles, California.- Un terrible hallazgo ha sacudido a la opinión pública y es que recientemente se descubrió que el dueño de una funeraria con sede en Los Ángeles, permitió que un total de 11 cuerpos se pudieran al interior del lugar, incluidos bebés que habían fallecido y que esperaban ser sepultados o incinerados.
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“Once personas murieron, incluidos niños muy pequeños, y el director de la funeraria contratado para preparar compasivamente los cuerpos para el entierro supuestamente simplemente los dejó pudrirse, sin la decencia ni la dignidad que merecen todos nuestros seres queridos. Sus muertes son una tragedia, y este presunto maltrato monstruoso es una segunda tragedia”, revelaron los uniformados.
De acuerdo con lo expuesto por las autoridades de dicha ciudad, el dueño de este establecimiento fue identificado como Mark Allen y actualmente es señalado por 22 cargos penales debido a que no mantuvo ni sepultó adecuadamente estos cueros, dejándolos podrir al interior causado, al la vez, un grave riesgo sanitario.
Al ingresar al sitio, se informó que los restos humanos estaban en varios grados de descomposición, algunos incluso ya se encontraban momificados y su ubicación se dio debido a que vecinos reportaron olores fétidos que salían de la funeraria, por lo que se dio pie a una revisión exhaustiva.
Incluso, se reveló que familiares de los occisos habían denunciado a este establecimiento por causas que no fueron reveladas; sin embargo, se presume que la principal demanda fue por no haber recibido información respecto a la ubicación de la sepultura de quienes se dice, pudieron permanecer al interior de esta funeraria.
“Estamos luchando para obtener justicia para estas familias en esta situación increíblemente triste e impactante”, destacaron las autoridades a través de un comunicado.
En caso de encontrarse culpable, el dueño de esta funeraria podría pasar hasta 11 años tras las rejas, al tiempo de tener que saldar una multa de 10 mil dólares por cada uno de los cuerpos hallados.
Fuente: The New York Post