Ottawa, Canadá.- El Papa Francisco reconoció al término de su visita de seis días a Canadá que debería reducir su ritmo de viaje o "hacerse a un lado", pues durante su estancia en América se le vio cansado en su silla de ruedas. El pontífice, de 85 años, sufre de problemas en una rodilla y se movió con mucho esfuerzo durante su gira, casi siempre utilizando una silla de ruedas para apoyarse.
"No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viaje que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario pensar en la posibilidad de hacerme a un lado", manifestó en una rueda de prensa en el avión que lo llevó de regreso al Vaticano.
El argentino agregó que "honestamente no es una catástrofe" que dejara el puesto, y aseguró "se puede cambiar de papa. Se puede cambiar. No es un problema", dijo al hablar de sus problemas de salud. Por otro lado, desde su llegada el pasado lunes a Canadá, Francisco ofreció disculpas por el "mal" causado a los pueblos indígenas del país ante los abusos cometidos durante décadas en las instituciones católicas.
Ante la prensa, el papa admitió que el trato a los indígenas en Canadá equivalía a un 'genocidio', palabra que no pronunció durante su viaje 'penitencial': "No pronuncié la palabra (en Canadá) porque no me vino a la mente, pero sí describí un genocidio. Y pedí perdón por ese proceso, que fue un genocidio", aclaró. "Condené todo ello. Secuestro, cambiar la cultura, cambiar la mentalidad, cambiar las tradiciones, cambiar una raza, digamos, toda una cultura. Sí, genocidio es una palabra técnica. No la usé porque no me vino a la mente. Pero lo he descrito, es cierto, es el genocidio", reiteró.
Varios sobrevivientes y descendientes de las víctimas mencionaron que esperaban un gesto de condena más contundente por parte del máximo líder de la iglesia católica. Desde finales del siglo XIX, hasta la década de 1990, el Gobierno de Canadá envió forzadamente a alrededor de 150 mil niños indígenas internados a cargo de la Iglesia católica. Muchos de ellos sufrieron abusos físicos y sexuales, y se cree que murieron a causa de desnutrición, enfermedades, maltrato o negligencia.
Fuente: Tribuna