Londres, Reino Unido.- La tarde del miércoles 14 de septiembre, los restos de la Reina Isabel II llegaron a Westminster donde estará hasta que se realice el sepelio oficial en la Capilla del Rey Jorge VI el próximo 19 de septiembre; hasta entonces, será custodiada las 24 horas por guardias reales que vigilarán que los ciudadanos presentes sus respetos en orden. No obstante, los deberes son tan duros que un guardia no pudo evitar desmayarse en medio del protocolo de seguridad.
El guardia se encontraba, al igual que otros tres más, haciendo una guardia de honor delante del féretro de la monarca de 96 años quien falleció el pasado 8 de septiembre; en ese momento, comienza a desvanecerse y para evitar caer abruptamente, baja del catafalco, como se denomina a la plataforma donde está el ataúd, para caer al suelo. Parte de su uniforme quedó sobre la alfombra mientras que dos hombres más acudieron a auxiliarlo.
Los guardias reales se caracterizan por no moverse de su sitio sin importar las circunstancias; incluso, muchos de ellos han tenido que soportar altas temperaturas incluso cuando usan el uniforme de gala, el cual incluye un sombrero hecho con piel de oso, el cual suele ser más caluroso en el verano. Por ello, durante la guardia en medio del funeral de la Reina, se espera que nadie se mueva pues esto rompería con el protocolo real, algo que ha sido criticado por la audiencia pues mientras ellos trabajan arduamente, el Rey Carlos III fue captado en su primer día libre tras haber asumido el puesto.
Desde la muerte de la monarca, su primogénito no solo ha tenido que dividir sus tareas con los funerales, sino que además ha estado haciendo una gira por Reino Unido donde los miembros del Parlamento de los países que lo conforman lo reconocen como el nuevo Rey, eventos que le han resultado agotadores al royal de 73 años de edad, motivo por el cual se aisló en Highgrove ubicado al suroeste de Inglaterra donde disfruta de un día de esparcimiento.
La denominada Highgrove House es el hogar privado de Carlos III y cuenta con un panal y hasta un corral para gallinas, pues ha destacado en repetidas ocasiones que, de no haber tenido la posición que ahora goza, se hubiera dedicado a una granja de haber sido un ciudadano ordinario, por ello, este sitio es además de su lugar de descanso, el sitio donde se aleja de los protocolos reales aunque sigue rodeado de lujos.
Carlos III fue el encargado de encabezar la procesión desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster, trayecto que recorrió a pie vestido con la ropa de gala y, na vez que concluyó con la guardia real y dejó los restos de su madre para ser visitados por todos los ciudadanos, viajó a su mansión para relajarse, lo cual ha sido severamente criticado pues apenas lleva una semana como el nuevo líder y ya muestra señales de agotamiento.
Fuente: Tribuna