Kampala, Uganda. - En las abarrotadas calles de un mercado al aire libre en la capital de Uganda, Kampala, la gente se aglomera en busca de ropa de segunda mano, revisando prendas con la esperanza de encontrar tesoros asequibles. El mercado de Owino, durante mucho tiempo, ha sido un enclave de referencia para ricos y pobres por igual en busca de moda asequible y de calidad. Esta práctica refleja la percepción de que la moda occidental supera a la producida localmente.
Las prendas de segunda mano que se encuentran en este mercado han sido desechadas por europeos y estadounidenses, luego enviadas a países africanos a través de intermediarios. Este negocio multimillonario ha llevado a que aproximadamente dos tercios de las personas en siete países de África Oriental hayan comprado al menos una parte de su ropa en el mercado de segunda mano, según un estudio de 2017 de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el más reciente con tales detalles.
Sin embargo, la ropa de segunda mano está enfrentando un creciente rechazo. El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, en agosto, anunció la prohibición de las importaciones de ropa usada, alegando que los artículos provienen "de personas muertas". Esta declaración se refiere al proceso de recoger la ropa de personas fallecidas en países occidentales y enviarla a África.
Hasta el momento, las autoridades comerciales no han hecho cumplir la orden del presidente, que debe ser respaldada por una medida legal como una orden ejecutiva. Sin embargo, otros gobiernos africanos también han buscado detener los envíos de ropa usada, argumentando que este negocio equivale a dumping y socava el crecimiento de las industrias textiles locales. La Comunidad de África Oriental, que incluye a países como Kenia, Ruanda y Tanzania, ha recomendado la prohibición de las importaciones de ropa usada desde 2016, pero la implementación ha sido irregular, en parte debido a la presión de Washington.
La posible prohibición de la ropa usada en Uganda ha causado preocupación entre los comerciantes, para quienes esto significaría un desastre. En todo el país, vendedores ofrecen ropa usada en mercados al aire libre y tiendas de centros comerciales, con precios tan bajos que a menudo se pueden adquirir prendas por centavos. Este mercado es fundamental para la economía de muchos ugandeses.
Algunos negocios, como la cadena Green Shops de Uganda, se dedican a la venta de ropa usada y presentan ropa nueva cada dos semanas. A pesar de la incertidumbre sobre el futuro de la importación de ropa usada, la cadena ha mantenido su compromiso con el reciclaje y la venta de prendas de segunda mano.
La prohibición de la ropa usada es inconcebible para muchos en Uganda, ya que este negocio forma parte de su vida cotidiana. Algunos, como Abdulrashid Ssuuna, dependen de él para subsistir y consideran que la amenaza de la prohibición no es seria.
La prohibición de la ropa usada podría significar un desafío importante para la vida de estos comerciantes, que encuentran en este negocio su fuente de ingresos. La discusión sobre el futuro de la ropa de segunda mano en Uganda continúa, y la prohibición sigue siendo una amenaza pendiente que podría tener un impacto significativo en la economía y la vida cotidiana de muchas personas en el país.
Fuente: Tribuna