Ciudad de México.- Se espera que las emisiones globales de dióxido de carbono, ocasionadas principalmente a la quema de combustibles fósiles, aumenten alrededor de un 1 por ciento hasta alcanzar un nuevo récord en 2023, anunciaron científicos en un estudio preliminar.
Si la humanidad quiere cumplir sus objetivos de reducir a casi la mitad las emisiones contaminantes de carbono durante esta década y limitar así los efectos desastrosos sobre el clima, las emisiones globales deberían haber disminuido alrededor de un 5 por ciento este año, explicó Glen Peters, director de investigación del Instituto de Investigación Climática. Sin embargo, siguen aumentando: sólo en 2023, se espera que aumenten entre un 0.5 y un 1.5 por ciento, según el trabajo de Peters.
"Es muy poco probable que las emisiones disminuyan", afirma el científico. Estas cifras, aún preliminares, muestran lo difícil que será reducir las emisiones lo suficientemente rápido como para cumplir el objetivo más ambicioso del acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales.
Un calentamiento más allá de este umbral corre el riesgo de desencadenar peligrosos puntos de inflexión en el sistema climático, advierten los científicos. "Cada año, las emisiones siguen aumentando, lo que hace aún más difícil alcanzar trayectorias coherentes con la de París", subraya Peters.
Las cifras completas del estudio se publicarán en diciembre, cuando los líderes mundiales se reúnan para las negociaciones climáticas de la ONU que se espera que estén dominadas por disputas internacionales sobre el futuro de los combustibles fósiles, la principal fuente de energía y de emisiones de CO2.
A principios de este año, la Agencia Internacional de Energía (AIE) dijo que, por primera vez, se espera que la demanda mundial de petróleo, gas y carbón alcance su punto máximo en esta década debido al crecimiento "espectacular" de las tecnologías energéticas más limpias y los automóviles eléctricos. Pero también advirtió sobre el impacto negativo del aumento de la inversión en combustibles fósiles y de las “emisiones obstinadamente altas” durante el repunte económico post-covid y la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania por Rusia.
La comunidad científica esperaba en 2015 que las emisiones alcanzaran su punto máximo, recuerda Peters, pero durante la pandemia se esperaba que 2019 marcaría un máximo. Sin embargo, aquí estamos con otro pico esperado nuevamente en 2023.
Lo que me preocupa es que estamos haciendo la mitad del trabajo, desarrollar energías limpias, y no estamos haciendo la otra mitad del trabajo, alejándonos de los combustibles fósiles", explica.