Grindavik, Islandia.- En una impresionante exhibición del poder de la naturaleza, un volcán en el suroeste de Islandia entró en erupción, desatando una llamarada de luz en el cielo nocturno y lanzando rocas semiderretidas al aire. La erupción, que tuvo lugar la noche del lunes, se registró aproximadamente a 4 kilómetros de la ciudad de Grindavik, según la Oficina Meteorológica de Islandia. Aunque la ciudad fue evacuada en noviembre debido a una actividad sísmica intensa, el aeropuerto internacional de Keflavik en Reikiavik permaneció operativo, aunque con retrasos significativos.
Las impactantes imágenes y transmisiones en vivo de la erupción, compartidas por Reuters y otros medios, capturaron la magnitud del evento. Rocas fundidas emergieron espectacularmente de fisuras en el suelo, iluminando el cielo nocturno con tonos brillantes de amarillo y naranja. La actividad volcánica abrió una fisura de aproximadamente 4 kilómetros, desencadenando fuentes de lava que fluían con una asombrosa rapidez de entre 100 y 200 metros cúbicos por segundo, varias veces más que en erupciones anteriores en la zona.
Islandia, ubicada sobre un punto volcánico en el Atlántico Norte, tiene un historial de erupciones cada cuatro o cinco años. Sin embargo, a pesar de la intensidad de este fenómeno, las autoridades señalaron que no se espera que la erupción libere cenizas al aire. El ministro de Asuntos Exteriores de Islandia, Bjarne Benediktsson, aseguró que los vuelos hacia y desde Islandia no se han visto afectados, y los corredores de vuelos internacionales permanecen abiertos.
A pesar de la magnificencia del evento, las autoridades advirtieron que la erupción no representa una amenaza para la vida, pero instaron a la población a mantenerse alejada del área. La evacuación previa de Grindavik en noviembre redujo significativamente la presencia de personas cerca del lugar de la erupción. El spa geotérmico Blue Lagoon, una popular atracción turística en la región, también cerró temporalmente ese mes debido a la actividad sísmica y las alertas de posible erupción volcánica.
La ciudad de Grindavik, con una población de 3 mil 400 habitantes, fue testigo de las llamas anaranjadas iluminando los cielos oscuros. Aunque la evacuación ocurrió hace un mes, muchos residentes aún viven en alojamientos temporales y enfrentan la incertidumbre de regresar a sus hogares. La erupción, con su flujo constante de lava y humo, añade un nuevo capítulo a la compleja relación de Islandia con sus fuerzas geotérmicas.
El científico Magnus Tumi Gudmundsson, que sobrevoló la zona el martes por la mañana, estimó que la cantidad de lava arrojada durante esta erupción ya superó la registrada durante todo el evento de un mes en la península este del país durante el verano. Aunque se espera que la erupción disminuya en intensidad, los expertos no pueden prever con certeza su duración.
A pesar de las advertencias de mantener una distancia segura, la magnificencia del fenómeno natural atrae a la gente, subrayando la dificultad de resistirse a la fascinación por un evento tan extraordinario en la naturaleza. La erupción en Islandia no solo ilumina el cielo nocturno, sino que también destaca la necesidad de comprender y abordar los riesgos y desafíos asociados con la actividad volcánica en esta región única del mundo.
Fuente: Tribuna