Florida, Estados Unidos.- El pasado fin de semana un menor de 10 años y su media hermana de 19, perdieron la vida a manos de su propia madre, quien perdió la custodia del primer infante y debía entregarlo a su expareja; sin embargo, las intensiones de la mujer eran otras, por lo que procedió a balear a sus dos hijos y luego se suicidó. Las autoridades encontraron los cuerpos sin vida más tarde.
Los hechos ocurrieron el pasado fin de semana en el condado de Polk, en Florida, Estados Unidos, cuando la mujer, de 43 años, identificada como Brandy Hutchins tenía que devolver a su hijo, Aiden, de 10, con su padre, en lo que se supone sería un intercambio de custodia en la Comisaría de la policía del mencionado estado, pero la fémina y el infante jamás arribaron lo que encendió las alarmas de las autoridades.
De acuerdo con algunos informes, la semana pasada, un juez del condado de Polk ordenó la semana pasada que Aiden tenía que vivir con su padre, por lo que se le pidió a Brandy que acudiera las instalaciones de la comisaría para el viernes, 25 de agosto, por la noche. Supuestamente, luego de que se emitió la sentencia, la fémina no permitió que su vástago saliera de la casa rodante en la que vivían, la cual estaba ubicada en Waverly, en la comunidad de Lake Wales.
Las autoridades intentaron contactar con Brandy hasta el día domingo, 27 de agosto, día en el que ingresaron a la casa de la mujer, aproximadamente a las 12:30 horas. Al ingresar, la policía descubrió que había tres cuerpos en el sitio, el de Aidan, Brandy y el de una adolescente, de 19 años, ésta última no ha sido identificada públicamente, pero se sabe que ella y el menor no compartían padre, sino solo eran hijos de Brandy.
Según las investigaciones de las autoridades, Brandy le habría disparado a los menores, de 10 y 19 años, respectivamente y después se suicidó. Según información del medio Law & Crime, el plan del padre de Aidan era llevarse al niño a vivir en Maine, sitio en el que él reside. Este hecho sorprendió enormemente a las autoridades, puesto hasta el momento, la madre de los jóvenes no había dado indicios de tener problemas mentales.
Según declaraciones de la comisaria de Polk, Judd Grady, Brandy pasó todos los controles de salud mental y tampoco tenía antecedentes penales, ni tenía indicios de propensión a la violencia infantil, por lo que la policía se siente desconcertada por el escabroso final que dieron las cosas: "Este fue un evento doméstico, un evento ordenado por la corte donde ella tuvo que entregarle la custodia al exmarido y ella no iba a hacerlo, entonces asesinó al niño de 10 años. Allí estaba la hija de 19 años y (ella también) la asesinó."
Fuentes: Tribuna