Madrid, España.- El pasado lunes, 11 de septiembre, se reportó el extravío de un pequeño con autismo, quien abordó el autobús escolar para llegar hasta la institución educativa en la que toma clases, pero la realidad es que jamás llegó a las instalaciones, porque nadie se percató de que el menor no descendió del vehículo, lo que trajo como consecuencia que el infante terminara extraviado en las calles de Madrid, España.
Los hechos ocurrieron la semana pasada, cuando el pequeño Leo fue dejado frente al autobús escolar para ir a tomar clases, el problema radica en que el niño tiene 45 por ciento de discapacidad mental y epilepsia, por lo que se ve obligado a tomar un medicamento que le provoca somnolencia. De acuerdo con información de El Español, aquella mañana el infante estaba medicado, por lo que se quedó dormido en el autobús escolar.
Una vez que el vehículo arribó al Centro de Educación Especial Alfonso X El Sabio, en la comunidad de Leganés, en Madrid, Leo no bajó del autobús, pero sí lo hizo la prefecta y otros menores que fueron trasladados hasta la mencionada escuela. Por su parte, el chofer se dispuso a llevar el autobús a la bodega de la empresa Puesta de Sol, donde dejó el camión, todo esto sin buscar entre los asientos si había algún niño en el sitio.
Después de varias horas, el pequeño Leo despertó en el medio de la oscuridad, por lo que lo mejor que se le ocurrió fue acercarse hasta el asiento del chofer y comenzó a tocar el claxon con la esperanza de que alguien lo escuchara y acudiera en su ayuda. De acuerdo con algunos informes, una persona pudo escuchar el sonido y acudió a abrir el autobús, pero no auxilió al pequeño, quien no se supo explicar por sus problemas de comunicación.
Ante esto, Leo salió del estacionamiento y comenzó a buscar su escuela, la cual estaba ubicada a 10 kilómetros de distancia; así que el menor no tuvo más remedio que caminar en busca de alguien que pudiera apoyarlo; fue así que el infante vagó por 2 kilómetros hasta que llegó a un supermercado Aldi, donde pidió permiso para entrar al baño; fue hasta entonces que un adulto le prestó atención y llamó a la policía.
Como era de esperarse, la madre de Leo está sumamente molesta con las autoridades escolares, ya que ni la prefecta, ni el conductor se detuvieron a revisar si algún alumno se había quedado en el autobús: Debido a esto, la policía comenzó una investigación contra la empresa de autobuses y contra la institución escolar, bajo los cargos de abandono de menor, negligencia y posibles lesiones.
"Nadie me llama del colegio para avisarme. Tampoco me llega el mensaje de la aplicación diciendo que no está. Tengo otros hijos y siempre avisan (...) pero nadie sabe nada. Ni ellos, ni el, conductor, ni la monitora. Que ha sido un despiste. Sí, un despídeste que podría haber acabado con la vida de mi", declaró la progenitora a 'El País'.
Fuentes: Tribuna