Ciudad de México. - Un nuevo tratamiento promete revolucionar la lucha contra el VIH. La inyección semestral de lenacapavir, comercializada como Sunlenca, mostró una eficacia del 100 por ciento en mujeres y casi igual de alta en hombres para prevenir infecciones por VIH, según resultados de ensayos clínicos recientes. Sin embargo, mientras la farmacéutica Gilead anuncia la producción de versiones genéricas para 120 países con alta incidencia de VIH, América Latina, una región donde los casos están en aumento, queda fuera de este beneficio.
La inyección de lenacapavir ofrece una protección superior en comparación con los métodos tradicionales como preservativos, pastillas diarias o anillos vaginales. “Este es, por mucho, un método de prevención superior a cualquier otro que hayamos tenido; no tiene precedentes”, destacó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. Según Byanyima, el éxito de esta herramienta para erradicar el sida dependerá de su accesibilidad en los países más vulnerables.
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En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, ONUSIDA informó que las muertes por esta enfermedad en 2022 (unas 630 mil) fueron las más bajas desde 2004. Este descenso refleja los avances en tratamientos y prevención, pero también pone de manifiesto que el mundo está en una “encrucijada histórica” para poner fin a la epidemia.
A pesar del impacto positivo global, Gilead excluyó a países latinoamericanos como México, Brasil, Perú y Argentina del acceso a las versiones genéricas de Sunlenca. Estos países, aunque tienen tasas de VIH más bajas que las de África o Asia, enfrentan un aumento preocupante en ciertas poblaciones vulnerables.
“Negarles ahora ese medicamento es inconcebible”, afirmó Byanyima, quien destacó que América Latina también fue clave en los ensayos clínicos del medicamento. En México, por ejemplo, personas como Luis Ruvalcaba, un participante de Guadalajara, destacaron cómo esta opción elimina barreras relacionadas con el estigma y la discriminación. “Me intimidaba pedir las pastillas diarias del gobierno porque me avergonzaba que la gente supiera que era gay”, confesó Ruvalcaba.
En el mismo tono, Hannya Danielle Torres, una mujer trans de 30 años, expresó su esperanza de que el gobierno mexicano garantice el acceso al tratamiento. “México tiene poblaciones muy ricas, pero también algunas de las más vulnerables. Es urgente ayudar a quienes viven en pobreza extrema y en situaciones de violencia”, señaló.
Activistas de 15 grupos de diversidad sexual en países como Perú, Argentina, Ecuador, Chile, Guatemala y Colombia han exigido a Gilead que permita el acceso a las versiones genéricas en América Latina. Denunciaron la “alarmante” desigualdad en el acceso a tratamientos modernos, mientras las tasas de infección siguen aumentando.
La falta de disponibilidad también ha llevado a propuestas drásticas. Asia Russell, directora de Health Gap, instó a los gobiernos de la región a emitir licencias obligatorias para fabricar genéricos sin la autorización de Gilead. “Esta estrategia fue clave en los años 2000 para tratamientos contra el VIH y podría volver a serlo”, explicó.
Aunque la inyección tiene un precio elevado en países desarrollados (¿40 mil dólares al año), su costo podría reducirse a tan solo 40 dólares por persona si se producen genéricos a gran escala. Los expertos confían en que esto podría cubrir a los 10 millones de personas que más lo necesitan.
El doctor Salim Abdool Karim, especialista en sida de la Universidad de KwaZulu-Natal, calificó a Sunlenca como un avance sin precedentes. “La pieza que falta ahora es cómo hacerlo llegar a todos los que lo necesitan”, concluyó.
En un mundo que podría estar más cerca que nunca de erradicar el VIH, la distribución equitativa de Sunlenca podría marcar la diferencia entre el fin de la epidemia y la continuación de un reto global.
Fuente: Tribuna