Siria.- El domingo una explosión en una mina controlada por el grupo extremista Estado Islámico (EI) en una región desértica del norte de Siria dejó un saldo devastador. Según informes de la agencia oficial siria SANA, al menos 14 recolectores de trufas perdieron la vida en este trágico incidente. El suceso ocurrió en una zona remota donde los recolectores de trufas se aventuran en busca de este preciado hongo, que representa una fuente de ingresos para muchas familias en la región. Sin embargo, su actividad se vio abruptamente interrumpida por la explosión en la mina.
Las autoridades locales están llevando a cabo investigaciones exhaustivas para esclarecer las circunstancias exactas que rodearon el incidente, así como para determinar si existen más riesgos en la zona para la seguridad de los habitantes y trabajadores locales. Este trágico evento pone de relieve los peligros y desafíos que enfrentan las comunidades en áreas afectadas por conflictos y la presencia de grupos extremistas.
Catorce ciudadanos murieron y otros ocho resultaron heridos por la explosión de una mina antipersonal dejada por terroristas del EI mientras recogían trufas en el desierto de la provincia de Raqa", dijo una agencia.
Esta región, que alguna vez estuvo bajo el dominio del EI desde 2014, fue liberada en marzo de 2019 como resultado de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, en colaboración con las fuerzas kurdas en Siria. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha proporcionado detalles alarmantes sobre las víctimas, incluyendo la presencia de mujeres entre los fallecidos.
Aunque el control territorial del Estado Islámico ha disminuido significativamente en los últimos años, el grupo aún representa una amenaza persistente en algunas áreas. El OSDH asegura que los ataques contra los recolectores se dan con regularidad. A pesar de las advertencias reiteradas por parte de las autoridades sobre los riesgos asociados con esta actividad, muchos residentes continúan arriesgando sus vidas para recolectar trufas, una fuente de ingresos vital para algunas comunidades locales. La falta de alternativas económicas y la necesidad de sustento impulsan a estas personas a enfrentar los peligros de las zonas controladas por el EI. Los yihadistas usan dichas agresiones como una táctica para infundir miedo y mantener su control sobre la población local.
Fuente: Tribuna