Quito, Ecuador. - En una escalada de tensiones diplomáticas, el Gobierno de Ecuador ingresó en la noche del viernes a la Embajada de México en Quito, Ecuador, y detuvo a Jorge Glas, ex vicepresidente durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017), a pesar de que el Gobierno mexicano le había concedido asilo político. Este hecho desencadenó la suspensión de relaciones diplomáticas entre México y Ecuador, anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La detención de Glas, quien enfrentaba una orden de prisión preventiva por presuntos casos de corrupción, fue llevada a cabo por la Policía Nacional ecuatoriana, que trepó los muros de la embajada mexicana para acceder al recinto. Roberto Canseco, jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la Embajada de México, denunció el allanamiento como un acto "totalmente inaceptable" y calificó la acción como una "barbarie". Según Canseco, los policías ecuatorianos agredieron al personal de guardia de la embajada.
El presidente López Obrador condenó enérgicamente la acción ecuatoriana, calificándola como una "violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México". Anunció la suspensión de relaciones diplomáticas con Ecuador y ordenó a la cancillería mexicana emitir un comunicado oficial al respecto.
Este episodio se produjo en medio de una creciente tensión entre ambos países, exacerbada por las declaraciones de López Obrador sobre el asesinato del candidato Fernando Villavicencio y su impacto en las elecciones ecuatorianas. Ecuador había expulsado previamente a la embajadora mexicana en respuesta a estas declaraciones.
El Gobierno ecuatoriano justificó la detención de Glas afirmando que era un "delincuente" con condenas firmes y órdenes de captura vigentes, y argumentó que México había abusado de los privilegios diplomáticos al concederle asilo político. Además, reiteró su compromiso en la lucha contra la corrupción y su respeto al pueblo mexicano.
La Embajada de México en Quito había estado fuertemente resguardada desde que se anunció el asilo político a Glas, en un intento por evitar incidentes similares al ocurrido anteriormente con la ex ministra correísta María de los Ángeles Duarte en Argentina.
Jorge Glas, quien había pasado cinco años en prisión por condenas relacionadas con corrupción, se refugió en la Embajada de México tras ser imputado por presunta malversación de fondos en un caso vinculado a la reconstrucción después del terremoto en Ecuador en 2016. Considerándose inocente y víctima de persecución política, Glas ingresó a la embajada antes de que se emitiera una orden de detención en su contra.
Fuente: Tribuna