Teherán, Irán.- Luego de que el Parlamento iraní aprobó una moción para cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, la tensión entre Estados Unidos e Irán ha escalado a niveles preocupantes; dicha decisión es una respuesta a los recientes ataques aéreos estadounidenses en instalaciones nucleares iraníes y, de ser ratificada por el líder supremo Ali Khamenei, podría generar un impacto importante en los mercados energéticos globales.
Es importante destacar que, el Estrecho, por donde transita el 20 por ciento del comercio mundial de petróleo, representa un punto importante para la economía global, por lo que un posible cierre podría desatar una crisis energética sin precedentes. El Estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el mar Arábigo.
Además, este corredor es esencial para el transporte de hidrocarburos, con cerca de 15 millones de barriles diarios de crudo transitando por la zona. Su proximidad a Irán lo hace vulnerable a bloqueos o ataques, lo que ha generado preocupación entre los principales exportadores y consumidores de petróleo, incluyendo a Estados Unidos y los mercados asiáticos.
Cabe señalar que, las repercusiones económicas serían inmediatas. Según expertos, anticipan que los precios del petróleo podrían superar los 100 dólares por barril, lo que impactaría directamente en los costos de combustible a nivel mundial. En Estados Unidos, el precio de la gasolina podría alcanzar entre 5 y 7 dólares por galón, dependiendo de la duración del bloqueo. Este aumento también afectaría los mercados financieros y la confianza económica global, generando un efecto dominó en diferentes industrias.
Por su parte, desde Washington, el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio han advertido que el cierre del Estrecho sería un suicidio económico para Irán, que depende de esta ruta para sus exportaciones. Además, han instado a China, un aliado de Irán, a intervenir y mediar para evitar que la situación escale más.
Ante esto, las naciones productoras de petróleo han tomado medidas preventivas para diversificar sus rutas de exportación. Países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán han desarrollado infraestructura alterna para reducir su dependencia del Estrecho. No obstante, países como Kuwait, Qatar y Baréin continúan siendo altamente dependientes de esta vía marítima.
Por ello, decenas de petroleros intentan abandonar la zona ante la posibilidad de un bloqueo inminente, mientras que naciones como Grecia han comenzado a tomar medidas para sus flotas. En paralelo, el presidente Donald Trump advirtió que cualquier represalia de Irán sería respondida con fuerza contundente.
Fuente: Tribuna
