OPINION

El PRI y sus divisiones en Sonora.

Columna de opinión de Bulmaro PachecoCréditos: TRIBUNA
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En el plebiscito de 1936 para elegir al gobernador sustituto de Jesús Gutiérrez Cázarez, participaron: Román Yocupicio (15,541 votos), Ignacio Otero Pablos (10,880) y Leobardo Tellechea (6,696).

El PNR no registró división alguna. La oposición era interna —aún no se fundaba el PAN—, el presidente Lázaro Cárdenas controlaba la política nacional y Ernesto P. Uruchurtu dirigía al PNR en Sonora.

En 1961 el PRI se cimbra con la voltereta de última hora para cambiar a Fausto Acosta Romo como candidato al gobierno estatal —que ya había sido propuesto por la CNC y la CNOP— por Luis Encinas Johnson, rector de la universidad. El conflicto se extiende a todo el estado con una huelga magisterial. La candidatura de Encinas se sostuvo con el apoyo del presidente López Mateos y el PRI nacional. En ese entonces, el PAN no postuló candidato al gobierno y al PRI estatal lo dirigía Julio Sánchez.

En 1967 el PRI se vuelve a cimbrar por otro conflicto en la postulación de candidato al gobierno estatal. Figuraban: Enrique Cubillas, Fausto Acosta Romo y Faustino Félix Serna. Al final la candidatura recayó en Félix Serna que fue apoyado por el presidente Díaz Ordaz y el líder de los diputados Alfonso Martínez Domínguez. El PAN postuló por primera vez un candidato al gobierno estatal: al ex fundador de la UNISON Gilberto Suárez Arvizu. En ese entonces el PRI perdió siete municipios, entre ellos Hermosillo. Félix Serna desplegaría como gobernador una amplia estrategia de inclusión para sumar adversarios y el Estado volvió a la calma.

En 1973 el PAN no postuló candidato a la gubernatura y desde 1976 el PRI se divide en Cajeme por la expropiación agraria y pierde todo en ese municipio en la elección de 1979. También se pierde en Agua Prieta, Huépac y Empalme. En 1988 el Frente Democrático Nacional como escisión del PRI apenas logra en Sonora 40,937 votos para Cuauhtémoc Cárdenas, (el 9.98%) de la votación local.

En el 2003, durante el proceso interno para elegir candidato al gobierno estatal entre Alfonso Molina y Eduardo Bours, se generaron fisuras dentro del PRI, que al final llevaron a ganar con solo un punto de diferencia (7,923 votos) a Eduardo Bours contra Ramón Corral.

En el 2009 el PRI vuelve a dividirse, ahora por las controversias previas a la selección de candidato a la gubernatura en una interna que disputaron Alfonso Elías Serrano y Ernesto Gándara. Las divisiones nunca se superaron, Gándara se apartó de la campaña y el PRI perdió por primera vez el gobierno estatal — por 39,697— votos ante Guillermo Padrés del PAN.

En el 2015 el PRI se unificó por la decisión de Ernesto Gándara y Antonio Astiazarán de sumarse a la candidatura de Claudia Pavlovich, y el PRI recuperó el gobierno estatal con una diferencia de 71,199 votos. Tanto a Gándara como a Astiazarán les hicieron ofertas de otros partidos, pero mantuvieron la institucionalidad y la disciplina para apoyar a la candidata del PRI. Gándara terminó como senador en 2018 y se dedicó a asuntos partidistas. Astiazarán en la administración pública federal.

En el 2018 el PRI se divide por las postulaciones al Senado de la República. Antonio Astiazarán, que se había disciplinado en el 2015 —quizá pensó que le iban a devolver la cortesía—, aspiró a la candidatura al senado, pero le fue negado el registro para favorecer a la fórmula de Sylvana Beltrones y Manuel Ignacio Acosta. La migración de Toño Astiazarán y su postulación por la alianza PAN-PRD-MC le costó al PRI 236,439 votos.

En esa elección de senadores la alianza PRI-Verde- Panal perdió por 208,849 votos ante los candidatos de PT-Morena y Encuentro Social (Alfonso Durazo y Lily Téllez) que lograron 510 mil votos.

Nunca en la historia política de Sonora se había generado una ruptura en el PRI por la postulación de la fórmula de candidatos al Senado.

En el 2021 la gobernadora Pavlovich tampoco le devolvió el favor político del 2015 a Ernesto Gándara, y nadó de muertita en la campaña —dejando hacer y dejando pasar— a Morena que tuvo toda la cancha para actuar ante la tibieza de la gobernadora que ya había abandonado al PRI y sus organizaciones, impuso candidatos afines a su grupo político y al final resultó favorecida con un cargo diplomático del gobierno federal —¿en pago a sus servicios?— en Barcelona, España.

Ese nombramiento le hizo ruido a Morena. Le mojó la pólvora al discurso ‘anti pasado’ del gobernador Durazo y le generó a la exgobernadora un amplio repudio entre los priistas y no priistas que, con el nombramiento de cónsul en Barcelona, España, incrementaron la sospecha de colaboración con la cuatroté en las elecciones del 2021, igual que Quirino Ordaz en Sinaloa, que fue designado embajador en España. ¿Casualidades? En política, difícilmente las hay.

En 2022 se repite en Sonora la renovación de la dirigencia estatal del PRI sin un gobernador priista, como en 2010. En este año había varios gobernadores del PRI, no solo dos como ahora. Había diputados federales y senadores, más de 35 alcaldes y una bancada mayoritaria en el Congreso local. Ahora solo una senadora, cuatro legisladores locales y 16 presidentes municipales. Nada más.

Ahora el CEN del PRI, —como en su tiempo le tocó— al PNR y al PRM, mediar y arbitrar entre los fines nacionales y los intereses locales en el manejo de los asuntos partidistas en los estados. En aquel tiempo —PNRPRM— la normatividad interna se diseñó para combatir y evitar la perpetuación de cacicazgos locales y regionales en el manejo de la política partidista, y favorecer con ello la movilidad política entre grupos y clases sociales a la hora de integrar la representación política.

Eso todavía no ha cambiado, a excepción de aquellos casos donde los gobernadores de extracción priista que por muchos años mantuvieron fuerza e influencia para manejar los asuntos del PRI en sus estados. Los gobernadores decidían casi siempre tanto el rumbo como los perfiles de las dirigencias estatales, cuidando la disciplina interna y la compensación política hacia quienes competían y no resultaban favorecidos, pero negociaban espacios administrativos.

Eso se acabó para el PRI en Sonora a la salida del gobierno priista en septiembre de 2021, y por eso y por la tardanza en los cambios se complicaron las cosas en la renovación de la dirigencia estatal donde la única mediación correspondió a la dirigencia nacional tal y como lo establece la normatividad interna.

Ya no es como antes, ahora hay una nueva ley de partidos políticos y existen instancias jurisdiccionales donde se arbitran inconformidades y desacuerdos. Desde finales del siglo XX las inconformidades por la exclusión en candidaturas a cargos de elección, o por resultados electorales controvertidos o por diferencias partidistas, han tenido su cauce en los tribunales para evitar que estos, se diriman a golpes, o sillazos o con violencia como ocurría antes. Ese es el valor de las Instituciones y ha sido el camino más recomendable más allá de las pasiones y las descalificaciones de coyuntura, o de los enfrentamientos entre grupos de interés casi siempre interesados en domesticar a los partidos.

Los actuales debates en torno a la renovación de dirigentes en el PRI Sonorense no son nuevos ni serán los últimos. Ojalá que los militantes del PRI sepan encauzar sus diferencias y estar a tiempo para preparar al partido y convertirlo en un verdadero contrapeso político ante el desorden y la falta de resultados de los gobiernos de Morena. También para el máximo reto electoral del 2024 donde estarán en juego no solo la renovación del ejecutivo federal, también el proyecto de nación donde el PRI siempre ha tenido un papel destacado.

Ya se verá.

bulmarop@gmail.com