Desde los orígenes de la civilización, el ser humano ha buscado trascender sus propias limitaciones. En el siglo XXI, esta búsqueda ha tomado un nuevo rumbo, impulsada por avances tecnológicos que nos acercan más que nunca a la transformación de nuestra naturaleza y de nuestro entorno. Como lo expone Yuval Harari en Homo Deus, estamos en una encrucijada donde la inteligencia artificial, la biotecnología y la robótica están configurando un futuro en el que los seres humanos no solo controlan la tecnología, sino que se ven transformados por ella. La robótica, en particular, se presenta no solo como una herramienta técnica, sino como un agente de cambio que redefine lo que significa ser humano.
En la educación, esta transformación también es evidente. En el libro 21st Century Skills: Learning for Life in Our Times, se habla de la importancia de adquirir nuevas habilidades, como el pensamiento crítico, la creatividad, el trabajo en equipo y el conocimiento digital, para enfrentar los retos del mundo moderno. La robótica se ha convertido en una forma excelente de desarrollar estas habilidades, ya que no solo enseña mecánica, diseño 3D, programación y electrónica, sino que ayuda a los estudiantes a pensar de manera lógica y a resolver problemas en equipo.
Hoy en día, es fundamental tener una mentalidad abierta al cambio y a la tecnología. En su libro 21 lecciones para el siglo XXI, Yuval Harari destaca que debemos estar listos para aprender continuamente en un mundo que cambia muy rápido. La robótica es una gran herramienta para lograrlo. Enseñar a los estudiantes a construir y programar robots no solo los prepara para futuros trabajos, sino que también desarrolla habilidades importantes para la vida diaria, como la resolución de problemas y el pensamiento crítico.
El proceso de construir y programar robots enseña a los estudiantes a resolver problemas de manera lógica y estructurada, a experimentar con soluciones creativas y a colaborar en equipo para lograr objetivos comunes. En el estudio Using robots to motivate computational thinking in high school students de Enríquez y Aguilar (2016), se destaca cómo la robótica se ha convertido en una herramienta eficaz para motivar a los estudiantes en el desarrollo del pensamiento computacional, una habilidad crítica para el siglo XXI. A través de la robótica, los estudiantes aprenden a abstraer problemas complejos, descomponerlos en partes manejables y encontrar soluciones innovadoras.
La robótica no solo prepara a los estudiantes para empleos relacionados con la tecnología, sino que también fomenta la innovación en muchos campos diferentes. En el libro Robot Futures, Illah Reza Nourbakhsh explora cómo la robótica está cambiando industrias como la medicina, la agricultura y la educación. Robots que ayudan en cirugías, drones que mejoran la agricultura, y sistemas de inteligencia artificial son solo algunos ejemplos de cómo la robótica está impactando nuestras vidas, en donde el Tec de Monterrey Campus Obregón también pone su granito de arena al enseñar tópicos relacionados con invernaderos automatizados, inteligencia artificial y diseños 3D para el apoyo a la comunidad.
Este impacto va más allá de lo tecnológico. Como explica Harari en Homo Deus, el avance de la robótica nos hace reflexionar sobre qué significa ser humano en un mundo donde las máquinas pueden hacer muchas de las cosas que antes solo los humanos podían hacer. En educación, la robótica permite a los estudiantes no solo usar tecnología, sino crearla. Esto les da el poder de influir en el futuro de una manera significativa. Para que los estudiantes puedan aprovechar al máximo la robótica, la motivación es clave. Según el estudio de Enríquez y Aguilar, los robots son un elemento motivador para los estudiantes porque les permiten ver de manera tangible lo que están aprendiendo. La robótica no es solo teoría; es práctica, es experimentar y ver resultados concretos, lo que hace que el aprendizaje sea más interesante y atractivo. Además, la utilización de diferentes metodologías de enseñanza, como aprendizaje basado en proyectos, suman al incremento de esta motivación. Metodologías utilizadas en el Tec de Monterrey para ofrecerles la experiencia adecuada para el desarrollo integral de competencias.
Como docentes, es nuestra responsabilidad guiar a los estudiantes para que vean la robótica como una oportunidad para crear algo nuevo y útil. Al enseñar robótica, no solo estamos enseñando tecnología; estamos ayudando a los estudiantes a comprender cómo la tecnología afecta sus vidas y cómo ellos pueden usarla para cambiar el mundo de manera positiva. En este aspecto, instituciones como el Tec de Monterrey están apoyando a la comunidad al ofrecer cursos de robótica a niños que de otra manera no tendrían acceso a esta tecnología, a través de organizaciones como Provay y la Fundación Bórquez Schwarzbeck. De este modo, no solo formamos a futuros profesionales, sino que también brindamos oportunidades a quienes más lo necesitan, ampliando el impacto de la robótica en la sociedad y fomentando en los estudiantes que imparten las capacitaciones una mayor empatía, algo crucial en un mundo que necesita más personas sensibles y conscientes.
Teniendo en consideración que este aprendizaje está ligado a diversas áreas, es importante enfatizar que no es solo para estudiantes, sino para cualquiera que quiera contribuir al futuro de la tecnología. No se trata solo de prepararse para un trabajo, sino de adoptar una actitud abierta al cambio, la innovación y la creación. En un mundo donde la tecnología cambia nuestras vidas constantemente, quienes se involucren en la robótica no solo estarán listos para los retos del futuro, sino que también serán quienes lo construyan. La robótica es, entonces, una herramienta para cualquiera que desee mejorar su entorno y ser parte activa del cambio.
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