Ciudad de México.- Las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y México se están centrando en un posible sistema de cuotas para reducir los aranceles sobre un volumen determinado de importaciones de acero, una medida vista como una respuesta a las preocupaciones de los fabricantes estadounidenses.
La cuota arancelaria sobre el acero mexicano se limitaría a un volumen específico de importaciones siguiendo posiblemente el promedio enviado a Estados Unidos entre 2015 y 2017, lo cual aliviaría los altos aranceles para los fabricantes de automóviles de Estados Unidos y otras industrias que consideran esenciales dicha materia prima.
México es la tercera fuente más grande de acero importado por Estados Unidos, con un 12 por ciento del total de las importaciones extranjeras, la cuota de acero libre de aranceles que discuten los negociadores está pensada para reflejar los promedios históricos de importación desde México. Aunque se han considerado diferentes periodos, las negociaciones se centran en el lapso de 2015 a 2017, esto permitiría evitar un aumento reciente en las importaciones y una posterior caída relacionada con la pandemia.
Según información de El Financiero, el Departamento de Comercio de Estados Unidos usar ese periodo significaría alrededor de 2 millones 799 mil 228 toneladas métricas. Las importaciones de acero por debajo del umbral especificado en el acuerdo evitarían el arancel del 50 por ciento, aunque se prevé que se aplique un cargo base del 10 por ciento y los volúmenes que lo superen serían sometidos al arancel completo.
El tope propuesto equivaldría al 88 por ciento del total de acero que compradores estadounidenses importaron de México el año pasado, cuando se trajeron 3 millones 194 mil 752 toneladas métricas, dicho plan responde a preocupaciones de los fabricantes de acero estadounidenses, quienes se opusieron a una exención total para las importaciones desde México, argumentando que socavaría los esfuerzos para fortalecer la capacidad local.
Fijar el umbral por debajo de la demanda actual garantizaría un mercado interno para el acero estadounidense, al tiempo que ofrecería cierto alivio a los consumidores del metal en Estados Unidos, además, permitiría a la administración otorgar una concesión a un socio comercial.
El enfoque refleja el desafío que enfrentan los negociadores estadounidenses en conversaciones con países que buscan tasas más bajas o exenciones a una serie de aranceles que el presidente Donald Trump impuso en los últimos meses, el equipo del presidente se ve obligado a equilibrar intereses opuestos: cumplir su promesa de un renacimiento manufacturero en Estados Unidos y, a la vez, mitigar los impactos para fábricas nacionales que dependen desde hace tiempo de productos importados.
Someter de manera repentina a materiales extranjeros a aranceles como el nuevo impuesto del 50 por ciento sobre el acero y el aluminio podría disuadir la fabricación de bienes con esos materiales, aunque al mismo tiempo ayude a fortalecer la producción local de metales.
El secretario de Economía Marcelo Ebrard, afirmó que las platicas para llegar a un acuerdo para evitar los aranceles al acero y aluminio ya se encuentran en una etapa avanzada, pero se han retrasado algunos días debido a las tensiones militares entre Estados Unidos e Irán, por lo que a veces cancelan reuniones.
Sin embargo, el titular de Economía espera que muy pronto se llegue a una conclusión sobre la imposición de aranceles al aluminio y el acero que considera injusto, ya que México exporta a Estados Unidos apenas cien mil toneladas.
Fuente: Tribuna
