Chimalhuacán, Estado de México.- Diana Velázquez Florencio de 24 años fue brutalmente violada y asesinada por un sujeto que huyó de la justicia durante años, hasta que le confesó el crimen a su pareja.
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El 2 de julio del 2017, Diana salió de casa durante la madrugada para hacer una llamada telefónica. Pasaron las horas y no regresó a casa, por lo que la reportaron como desaparecida. No sabían que nunca volverían a verla.
Tras días de búsqueda, fue la hermana menor de Diana, Laura Velázquez, quien encontró su cadáver abandonado en la morgue, prácticamente irreconocible por el avanzado estado de descomposición. La vestimenta le ayudó a identificarla.
Diana era una joven apasionada por la lectura, no muy sociable, reservada y buena hija. Vendía dulces en las calles de Chimalhuacán, porque quería juntar dinero para comprarse una computadora y terminar sus estudios por Internet.
Su aspiración era concluir la preparatoria y después estudiar una licenciatura. Lamentablemente, sus sueños se truncaron pues fue asesinada por Jesús Alejandro 'N', quien junto con otro sujeto cometió el feminicidio.
Primero le robó los dos celulares, luego la amenazó con un cuchillo, la violó y la estranguló. Posteriormente, subió su cuerpo a un mototaxi y lo tiró en la calle Francisco I. Madero, de la colonia Guadalupe, atrás de la Plaza Chimalhuacán.
Aunque se reportó el hallazgo de un cadáver a la mañana siguiente, nadie sospechó que era Diana ya que autoridades, erróneamente, indicaron que se trataba de un hombre. Fue hasta tiempo después que familiares pudieron reconocer el cuerpo por su ropa y su peinado.
- Así confesó el feminicida
En estado de ebriedad, Jesús Alejandro 'N' le confesó a su pareja Alejandra que había asesinado a la joven luego de robarle los celulares que llevaba consigo.
El sujeto era violento con Alejandra. Ella describe que todo inició "bien" pero con el paso del tiempo Jesús se volvió violento. Alejandra tenía miedo de su pareja, pues asegura que vivía amenazada de muerte y era golpeada e insultada constantemente.
La noche que confesó todo, el sujeto estaba borracho. Alejandra le pidió dinero para preparar comida, pero él se puso agresivo:
¡No estés chin...! (...) ¡te digo que no estés chin...! ¿O qué, quieres que te mate? Porque no serías la primera, eh", le dijo.
Luego de no saber nada de Diana y en un intento de localizarla, familiares insistieron llamándole a su celular (pese a que en algunos momentos estaba apagado) y finalmente, una mujer les respondió la llamada.
Ella era Alejandra, a quien Jesús le había dicho que si llamaban, ella dijera que compró el celular en el mercado. Aterrada por lo que él le pudiera hacer, ella obedeció.
"Diana está desaparecida y este es su celular, por favor, ayúdanos", le dijeron familiares en esa llamada. Ella les respondió:
Este celular es mío, lo compré en el mercado de San Agustín".
Finalmente, en junio de 2020, acudió a la Fiscalía de Chimalhuacán a denunciar a Jesús por temor a que hiciera lo mismo que le hizo a Diana a otra. Ella ya reconocía quién era Diana, pues conocía el caso "por la noticias". Un mes después, lo detuvieron.
En agosto del 2020, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) consiguió la vinculación a proceso del sujeto tras acreditar su probable participación en el asesinato de la joven.
Apenas esta semana inició el juicio oral con testimonios y pruebas recopiladas. Según medios locales, el presunto feminicida no se ha inmutado y tampoco ha demostrado algún grado de culpa por lo que hizo.
La ultrajaron, la mataron y arrojaron como si fuera algo que no servía", dijo la madre de Diana al juez.
Lidia Florencio, madre de Diana, lleva casi 4 años exigiendo justicia. Aunque todavía queda un camino largo para que esta llegue, y ninguna condena devolverá a su hija, busca que el juicio culmine con un verdadero castigo para el sujeto y el feminicidio de Diana no quede impune.
Fuente: Excélsior, Sin Embargo, ADNoticias y Twitter @FiscalEdomex