Guadalajara, Jalisco.- La Fiscalía del Estado de Jalisco informó este miércoles que derivado de los trabajos de investigación se logró que se dictara formal prisión a una mujer por su probable participación en la muerte de cuatro estudiantes de la Preparatoria 8 de la Universidad de Guadalajara (Udeg) y un comerciante; además fue posible ratificar la sentencia contra otro de los implicados en este caso ocurrido en diciembre de 2011 en Guadalajara.
En días pasados, Yuridith Paloma M. fue capturada mediante una orden de aprehensión en la ciudad de Tepic, Nayarit, por lo que quedó a disposición del juez décimo cuarto de lo penal, quien resolvió dictarle el auto de formal prisión por el delito de homicidio calificado en su modalidad de premeditación y ventaja. Además, recientemente se logró que se ratificara la sentencia dictada a Omar Alonso B. quien al momento de los hechos era un adolescente.
Un juez había ordenado la reposición del procedimiento y nuevamente se le dictó una resolución a este hombre. De esta manera, el Juzgado Quinto de Control, Enjuiciamiento y Justicia Integral para Adolescentes determinó sentenciar a Omar Alonso B. por el delito de homicidio calificado quien permanecerá en libertad asistida durante 3 años y al pago como reparación del daño por la cantidad de 215 mil 662 pesos por cada uno de las víctimas.
A las dos personas se les relaciona con los hechos registrados el 9 de diciembre de 2011 y se presume participaron en la muerte de un comerciante, su hijo y otros tres compañeros alumnos de la Udeg, cuando estos fueron a negociar el pago de cuotas con varios integrantes de la extinta Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Las víctimas se presentaron al edificio ubicado sobre la calle Carlos Pereyra, en la zona de La Normal, en Guadalajara.
El comerciante de churros Armando Gómez, de 56 años, su hijo Francisco Ismael Gómez, de 21, y tres de sus compañeros de la Preparatoria 8 de la Udeg, Gabriel Morán, Juan Pablo Valentín y Francisco Javier Carrillo, quienes no tenían más de 17 años. La masacre se dio porque el comerciante y su hijo iban a hablar con el presidente de la organización estudiantil, David Castorena, para reclamarle que les estuvieron pidiendo un aumento a las cuotas que tenían que darle a integrantes de la FEG.
Lo anterior por el cobro de plaza de un puesto de churros que el primero de ellos tenía cerca de la escuela Normal. Padre e hijo fueron baleados por el mencionado líder estudiantil y los tres acompañantes de las víctimas murieron atacados a puñaladas por sujetos que acompañaban a David Castorena; luego los cinco fueron enterrados en dos fosas próximas a unas canchas de futbol, de donde fueron desenterrados entre el 14 y el 15 de diciembre del 2011.
Fuente: Tribuna y FEJ