Sonora, México.- La mañana del martes 6 de septiembre volvió a ser sangrienta en Sonora: dos trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fueron asesinados por un comando armado en la carretera de Hermosillo a Yécora; dos más sobrevivieron.
A la altura del Ejido San Antonio de la Huerta, los empleados de la paraestatal, a bordo de dos camionetas oficiales, fueron interceptados por los criminales; uno de los vehículos fue incendiado en el lugar, donde quedó calcinada una de las víctimas; el segundo acabó en una terracería tras una persecución y el asesinato del copiloto. Los empleados que salvaron la vida lograron huir corriendo de los sicarios adentrándose en el monte.
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Las autoridades informaron que la pérdida de contacto entre las oficinas de la CFE y la cuadrilla atacada se dio a partir de las nueve de la mañana, lo que derivó en una alerta y a la búsqueda por aire y tierra. Dichos esfuerzos cesaron al dar con los sobrevivientes y los cuerpos de los fallecidos; los trabajadores con vida (uno encontrado cerca de Ónavas y el otro en el monte) fueron trasladados vía área a Hermosillo.
Tras sus declaraciones, precisó la Secretaría de Seguridad Pública, será la Fiscalía General de la República (FGR) la que liderará las indagatorias.
El problema
El caso del asesinato de funcionarios federales a plena luz del día en una autopista estatal, es uno más de los delitos de alto impacto que se han sucedido en las últimas semanas en el estado. Poco después de que las autoridades presumieran una tendencia a la baja, la violencia vuelve a cubrir con su manto a Sonora; son varias las ciudades que han sentido la fuerza del crimen.
Tan sólo el pasado entre viernes y lunes pasados, en Empalme – Guaymas fueron asesinadas siete personas, un comandante de la policía, un menor de edad y un empresario entre ellos. Por su parte, Cajeme ha visto los usuales asesinatos, aderezados de secuestros y ‘levantones’, lo que ha preocupado a amplios sectores de la población.
Mientras, Hermosillo, hasta ahora alejada de la cuota criminal, también recibió una bofetada de realidad al conocerse el secuestro de un empresario restaurantero que debió pagar más de 200 mil pesos para ser liberado.
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Fuente: Tribuna