Ciudad de México. - En el oscuro ámbito del crimen organizado, el término "sicario" ha cobrado un significado más allá del simple asesino a sueldo; es un actor clave en las filas de las organizaciones delictivas en México, donde la muerte se ha convertido en una fuente de ingresos para muchos jóvenes que, por diversas razones, se unen a estos grupos.
La psicóloga Ana Luisa Mata Altamirano destaca que, además del dinero, existen factores psicosociales que atraen a jóvenes hacia la práctica de asesinar por encargo. Ya sea por reclutamiento o decisión propia, los sicarios se han convertido en una pieza fundamental para defender a líderes del crimen organizado o enfrentarse a grupos antagónicos y a las autoridades.
La compleja red del Cártel de Sinaloa, conocido por su estructura no piramidal, plantea interrogantes sobre cuánto perciben los sicarios por sus servicios. Bertrand Monnet, profesor francés del EDHEC Business School, realizó una investigación en Culiacán, bastión principal del cártel, y reveló que los sicarios que operan en la ciudad reciben alrededor de mil dólares al mes, un salario que supera las condiciones económicas de la región.
Según Monnet, este salario mensual no está vinculado al número de víctimas, adoptando más bien la forma de un trabajo asalariado. Estos sicarios, armados hasta los dientes y retratados con chalecos tácticos y cascos de combate, trabajan para un operador del Cártel de Sinaloa dedicado al tráfico de fentanilo, percibiendo 300 mil dólares mensuales por sus actividades.
El investigador destaca que este trabajo, más allá de los riesgos asociados, se presenta como una "opción viable" para jóvenes que se enfrentan a la falta de oportunidades en el país. Aunque el dinero es un motivador común, la psicóloga Mata Altamirano sugiere que existen diversas motivaciones psicológicas y sociales que influyen en la elección de esta ocupación.
Mata Altamirano clasifica a los sicarios en cuatro tipos: el marginal, el antisocial, el psicopático y el sádico. Cada uno tiene objetivos distintos, y algunos encuentran en este trabajo una salida a la falta de oportunidades, mientras que, para otros, las recompensas psicológicas y sociales son tan relevantes como el aspecto financiero.
A pesar de los esfuerzos para combatir el crimen organizado, la complejidad de las motivaciones y la falta de oportunidades siguen alimentando la existencia de estos actores en el oscuro escenario de la delincuencia en México.
Fuente: Tribuna