Ciudad de México. - Antes de convertirse en uno de los criminales más buscados por Estados Unidos y que se ofreciera una recompensa de hasta 10 millones de dólares por su captura, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de Los Chapitos, fue detenido en México en 2005. Sin embargo, la historia de su arresto revela una trama compleja de negociaciones, influencias y "ofrendas" al gobierno mexicano.
Según testimonios recogidos por la Agencia para el Control de Drogas (DEA) y plasmados en el libro El Licenciado del periodista Jesús Lemus, la detención de Iván Archivaldo en Jalisco por una infracción de tránsito llevó al Cártel de Sinaloa a desplegar una estrategia que implicó millonarios pagos y acercamientos con altas autoridades.
La primera movida del cártel fue contactar al entonces director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna, para que intercediera y lograra la liberación inmediata del líder de Los Chapitos. Este hecho marcó el inicio de una relación más estrecha entre García Luna y la organización criminal, una conexión que se mantendría durante el sexenio de Felipe Calderón.
El libro detalla cómo El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán entregaron cinco millones de dólares a García Luna en persona durante una reunión en Durango. Estas millonarias "ofrendas" tenían como objetivo no solo asegurar la liberación de Iván Archivaldo, sino también fortalecer la imagen del entonces director de la AFI, quien aspiraba a dirigir la Policía Internacional.
La colaboración entre el gobierno y el Cártel de Sinaloa no se limitó a pagos en efectivo. Según Lemus, más de 300 narcos menores fueron entregados por la organización criminal entre 2005 y 2009, contribuyendo así a las detenciones que García Luna buscaba para mejorar su posición.
En la negociación para la liberación de Iván Archivaldo, se abordaron aspectos técnicos para eliminar ciertos cargos en su contra. A pesar de enfrentar acusaciones de fomento al narcotráfico, delincuencia organizada y lavado de dinero, García Luna logró presionar para eliminar dos de los cargos, resultando en una condena de cinco años para el líder de Los Chapitos, quien solo cumplió tres y quedó libre de la posibilidad de ser extraditado.
La relación entre García Luna y el Cártel de Sinaloa, sellada con "ofrendas" y negociaciones, sigue siendo parte fundamental de la historia del narcotráfico en México. Más de una década después de estos eventos, Los Chapitos protagonizarían una lucha interna por el control de las rutas de droga del Cártel de Sinaloa, desencadenando una guerra que aún se libra en los valles de Mexicali y San Luis Río Colorado.
Fuente: Tribuna