Culiacán, Sinaloa. - Entre el lunes 25 y el sábado 30 de noviembre, el estado de Sinaloa vivió una de sus semanas más violentas del año, con un saldo de al menos 50 personas asesinadas, según cifras de la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Este período estuvo marcado por homicidios, hallazgos de cuerpos desmembrados y ataques armados, principalmente en la capital, Culiacán.
La ola de violencia comenzó el lunes 25 de noviembre con tres homicidios dolosos. Para el martes 26, las cifras aumentaron dramáticamente con ocho personas asesinadas, todas en Culiacán. Cinco de estas víctimas fueron localizadas en la sindicatura de Costa Rica, mientras que las restantes se registraron en distintos puntos de la ciudad: el Bulevar Jesús Kumate, el Ejido Los Huizaches y el fraccionamiento Prados del Sur.
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El miércoles 27 de noviembre no hubo tregua, pues ese día, la FGE reportó siete homicidios: cinco en Culiacán y dos en el municipio de Elota. Sin embargo, el jueves 28 marcó un nuevo pico de violencia con 14 personas asesinadas, consolidándose como el día más sangriento de la semana. Del total, 12 cuerpos fueron encontrados en la capital del estado, uno más en Badiraguato y otro en Mazatlán.
El viernes 29 continuaron los hechos violentos con ocho homicidios: siete en Culiacán y uno en Eldorado. Para el sábado 30, la situación alcanzó niveles alarmantes. Entre los casos registrados destaca el hallazgo de tres personas ejecutadas en el poblado de San Pedro, municipio de Navolato, así como una camioneta abandonada en la carretera Culiacán-Eldorado con los restos de seis personas en su interior.
En total, la SSP confirmó 10 homicidios el sábado, pero horas después se reportó un ataque armado contra agentes de la Policía Municipal de Mazatlán, que resultó en la muerte de un oficial, elevando la cifra final del día a 11.
Hay que señalar que estos hechos se producen en el contexto de una lucha interna entre los grupos criminales conocidos como Los Chapitos y La Mayiza, quienes mantienen un enfrentamiento abierto desde hace casi tres meses. Esta disputa por el control del narcotráfico y otras actividades ilícitas ha sumido a varias regiones de Sinaloa en una espiral de violencia que incluye bloqueos carreteros, robos con violencia y más de 500 desapariciones.
La violencia no solo afecta a los grupos directamente involucrados en la pugna, sino también a la población civil que vive bajo el temor constante de ser alcanzada por el fuego cruzado o convertirse en víctima de otros delitos asociados.
Frente a esta cruda realidad, organismos sociales y ciudadanos han exigido a las autoridades locales y federales una respuesta contundente que ponga fin a la inseguridad. Hasta ahora, las estrategias implementadas no han logrado frenar la escalada de violencia, dejando a Sinaloa atrapado en una crisis que parece no tener fin.
La sociedad sinaloense espera con urgencia medidas efectivas que restauren la paz y garanticen la seguridad en un estado que, en los últimos días, se ha convertido en uno de los escenarios más peligrosos del país.
Fuente: Tribuna