Jiutepec, Morelos. - El clima de inseguridad en México se ha vuelto a sacudir con la desaparición del obispo emérito Salvador Rangel Mendoza, reconocido por su labor mediadora entre grupos criminales en el estado de Guerrero. El prelado, quien fue uno de los arquitectos de la tregua entre Los Ardillos y Los Tlacos, dos facciones enfrentadas por el control de territorios estratégicos, fue reportado como desaparecido en el estado de Morelos mientras se dirigía hacia Guerrero.
Según informes preliminares, Rangel habría desaparecido el pasado sábado cuando transitaba por el municipio de Jiutepec, en Morelos, y desde entonces su paradero es desconocido. Hasta el momento, ningún grupo del crimen organizado ha reclamado responsabilidad por su desaparición, lo que aumenta la incertidumbre en torno a su situación.
La figura de Rangel, de 76 años de edad, ha sido crucial en los esfuerzos por establecer acuerdos de paz entre bandas rivales en Guerrero, una región marcada por la violencia y el control del narcotráfico. Desde febrero, el obispo emérito había anunciado una tregua entre las bandas criminales antes mencionadas, destacando su compromiso con el diálogo como medio para preservar la seguridad y la vida de la ciudadanía.
Esta no es la primera vez que Rangel se enfrenta a los peligros derivados de su labor de mediación. En el pasado, reconoció haber mantenido negociaciones con el crimen organizado para garantizar la paz en municipios como Chilapa, colaborando estrechamente con las autoridades locales en busca de soluciones pacíficas.
Ante la preocupante desaparición del clérigo, el Episcopado Mexicano ha emitido un comunicado exigiendo su pronta localización y solicitando clemencia por su estado de salud, considerado delicado. La Conferencia del Episcopado Mexicano ha instado a las autoridades a intervenir de manera inmediata, mientras que la Fiscalía Especializada en Desaparición Forzada de Personas y Cometida por Particulares ya ha abierto una carpeta de investigación para esclarecer los hechos.
El caso de Salvador Rangel se enmarca en un preocupante contexto nacional, donde la desaparición de personas es una realidad alarmante. Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, Morelos acumula más de mil 900 personas desaparecidas, mientras que Guerrero supera las cuatro mil 300. A nivel nacional, México enfrenta una crisis con más de 116 mil personas desaparecidas y no localizadas, lo que subraya la urgencia de abordar este grave problema que afecta a miles de familias en todo el país.
La incertidumbre en torno al paradero de Salvador Rangel Mendoza genera preocupación no solo en el ámbito eclesiástico, sino también en la sociedad en general, que reconoce su valiosa contribución a la búsqueda de la paz y la reconciliación en una de las regiones más convulsas de México.
Fuente: Tribuna